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Cómo ha cambiado la literatura de ciencia ficción en los últimos 50 años: de la distopía al hopepunk

Cuando Hugo Gernsback decidió, como el vendedor que era, acuñar el término ciencia ficción para referirse a las historias de marcianitos, héroes en el espacio y sí, «cosis científicas», que publicaba en papel barato (pulp), bautizó un género narrativo tan antiguo como la humanidad misma pero que en el siglo XX adquirió forma definitiva y se convirtió en una de las mayores influencias de la cultura popular y el arte de vanguardia durante gran parte de la centuria.

Y hoy en día se publica y se vende en todo el mundo más ciencia ficción que nunca… y de palos muy variados. Su propia naturaleza como super género hace que esta tenga tantas intepretaciones y modalidades como autores la han abordado. Esto hace, a su vez, que esté en constante evolución y que, de vez en cuando, haya un movimiento que dé aires nuevos a las novelas e historias afincadas en dicho género.

Uno de esos movimientos fue la Nueva Ola (The New Wave), en la que se produce un nuevo modo de contar ciencia ficción alejándose de los clásicos de la edad de oro (Isaac Asimov, Robert Heinlein, Ray Bradbury entre otros). Han pasado cincuenta años desde que nos sumergimos en personalidades como Ursula K. Leguin y J.G. Ballard con ganas de hacer cosas nuevas y hoy vamos a intentar discernir, contando con la ayuda de expertos y autores, cómo ha cambiado el género en todo este tiempo.

Foto David Tejera

«Lo que ocurrió hace cincuenta años se está repitiendo en la actualidad»

David Tejera Expósito lleva años metido en el mundillo editorial, habiendo traducido en los últimos años un buen puñado de libros incluyendo el premio Hugo 2018, ‘El cielo de piedra‘ de N.K. Jemisin. Además escribe sobre ciencia ficción en medios como Fantifica. Para él, estamos ahora mismo en un momento que recuerda al de hace cincuenta años, con el aterrizaje de la New Age:

«Es curioso que lo ocurrido hace cincuenta años se esté repitiendo en la actualidad en cierta manera. Los años sesenta y setenta de la ciencia ficción literaria vieron el nacimiento y el desarrollo de la Nueva Ola de la ciencia ficción, un movimiento eminentemente británico que bajo la batuta de Michael Moorcock, con autores como J. G. Ballard e influencias como William Burroughs, intentaron distanciarse de la Edad de Oro de la ciencia ficción escribiendo una ciencia ficción «blanda» en lugar de «dura», eco también del Posmodernismo literario de la época. Incluso en Estados Unidos, donde la tradición estaba mucho más arraigada, autores como Asimov y Frank Herbert habían empezado a aventurarse también a ir un poco más allá de los temas y los vicios de la ciencia ficción más clásica con novelas como Los propios dioses y Dune, respectivamente.

En este sentido, asegura que «La ciencia ficción actual también está cargada de ese halo transgresor y del querer romper con los cánones establecidos»; algo que, por otro lado, es casi inseparable de la ciencia ficción de las últimas décadas. Sin embargo, parece que la distopía de toda la vida y la ciencia ficción más política está dando paso a subgéneros más esperanzadores para el futuro de la humanidad:

«El ambiente político y la opresión actuales, sobre todo en Estados Unidos, ha dado lugar a una literatura en la que la esperanza y la tolerancia se usan como armas de subversión. El ya establecido «hopepunk» planta cara a géneros más desesperanzadores como el grimdark o las distopias, con autoras como Becky Chambers (‘El largo viaje a un pequeño planeta iracundo’) o Charlie Jane Anders (‘Todos los pájaros del cielo’).»

Mano Izquierda Oscuridad

Al igual que en la New Wave y, sobre todo, la obra de Ursula K. Leguin (con ‘La mano izquierda de la oscuridad‘, por ejemplo) hoy en día se está volviendo a poner sobre la mesa temas demasiado ignorados:

«La identidad de género, la orientación sexual o el feminismo son temas que vuelven a la palestra que nunca debieron dejar para reivindicar su lugar en una sociedad que parece estar abocada a cometer los errores del pasado. Algo para lo que la ciencia y, por consiguiente, la ciencia ficción dura tiene muy pocas respuestas. Y es que, en definitiva, la gente quiere leer cosas diferentes y verse representada en lo que lee.»

Una tendencia que se ve en los premios más importantes del género como los Hugo y Nébula. Aun no exentos de polémicas por el fandom derechista «sad puppies» y similares, estamos empezando a ver cómo cada vez más mujeres entran en la lista de candidatos y de ganadoras. La ya citada N.K Jemisin se convirtió en la primera mujer en conseguir tres premios Hugo a mejor novela (uno por cada entrega de su trilogía de la Tierra Fragmentada).

«Y la tendencia parece seguir en alza», asegura David. Se refiere a que el Premio Hugo 2019 ha ido ha parar a ‘The Calculating Stars‘ de Mary Robinette Kowal, que se ha hecho además con el Locus y Nébula. Vamos, que ha hecho el triplete de los premios más prestigiosos de la literatura anglosajona de ciencia ficción y fantasía. Aún sin una edición española anunciada, la novela está protagonizada por una matemática y un piloto que quieren ayudar a la humanidad a escapar del planeta.

Calculating Stars

Sobre el futuro de la ciencia ficción David cree que, dada la naturaleza cíclica del arte, estaremos ante un nuevo auge de la ciencia ficción dura y la literatura de ideas.

«¿Qué nos depara el futuro de la ciencia ficción? Pues yo espero que más presente, tal y como está haciendo ahora. Más herramientas para apretarle las tuercas al mundo en el que vivimos y crear una sociedad mejor en la que quepamos todos. Todo es cíclico y no me cabe duda de que volverá a haber un resurgimiento fuerte de la literatura de las ideas y la ciencia ficción más dura, pero también estoy seguro de que será uno mucho más inclusivo y del que estar un poquito más orgullosos.»

Foto Susana Vallejo

«La revolución en la ciencia ficción la llevan las mujeres»

Susana Vallejo es autora de la tetralogía Porta Coeli, además fue doblemente finalista del Premio Minotauro en 2008 con ‘Switch in the red’ y en 2013 con ‘Volverás a Toledo’. La madrileña lleva más de treinta años moviéndose en el mundo del fandom tanto como aficionada como autora.

Lo primero que nos cuenta es que, en el fondo y desde los 80, «el mundo de la ciencia ficción es exactamente igual en algunos aspectos y en otros no ha cambiado nada». A pesar de ser tan contundente sí que ve que uno de los aspectos en los que más ha cambiado es en la participación de las mujeres tanto entre los autores como los aficionados.

«¿En qué es diferente? Antes, tanto en el mundo del fandom como el de los autores eran mayoritariamente masculinos. En las Hispacones apenas éramos 2 ó 3 mujeres. Actualmente son las mujeres las que están llevando la CF un paso más allá. No solo hablo de obras y autoras (este año han arrasado en los premios Hugo), sino de movimientos e iniciativas que han hecho unirse a las mujeres y sacar adelante antologías, proyectos… En fin, que la revolución en la CF la encabezan las mujeres. Es algo que me alegra muchísimo y que hace 30 años me hubiera parecido impensable.»

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También ha cambiado el modo de relacionarse entre aficionados y los canales de comunicación, aunque las batallitas sigan siendo las mismas:

«Antes existían unas pocas revistas (algunas aparecían y desaparecían enseguida) y muchos fanzines. La comunicación entre los aficionados era leeenta (a golpe de carta contestada en cualquier canal en papel). Y conocer en persona a otros aficionados te obligaba a asistir a convenciones o quedar en vivo en tertulias.

Pero ¿sabéis qué sigue siendo lo mismo? Siguen existiendo guerrillas absurdas en el fandom. Antes, se prolongaban más en el tiempo, porque las comunicaciones eran lentas. Ahora las RRSS permiten “batallitas” rápidas e instantáneas.»

Switch In The Red Cf Sf Susana Vallejo Distopia

Además, el mundo editorial y el avance de las tecnologías han permitido también una expansión y la posibilidad de publicar más ciencia ficción que nunca fuera de las editoriales más grandes (y genéricas) gracias a las microeditoriales y la autopublicación.

Siempre ha habido épocas “doradas” en las que aparecían editoriales o colecciones especializadas, y épocas ”de sequía” en las que solo quedaban las más fuertes… Pero en todos los casos, antes, eran editoriales que solían apoyarse en grandes grupos editoriales (o medianos). Ahora, la tecnología ha permitido que aparezcan “microeditoriales” (llevadas por una o dos personas) y eso ha dado mucha vidilla al género.

De igual forma, la autopublicación y las redes sociales permiten a cualquiera llevar sus historias a los lectores.

A pesar de que la ciencia ficción siempre ha sido popular, a lo largo de su historia no ha terminado de permear la barrera del mainstream. Susana opina que está habiendo un cambio en la percepción y actitud «del gran público».

«Antes, para ellos, hablar de ciencia ficción era hablar de “marcianos”, naves espaciales, rayos láser y Flash Gordon (como mucho). Ahora el apabullante éxito de sagas con ‘Star Wars’ y de películas fantásticas como ‘El Señor de los Anillos’ o ‘Harry Potter’, ha acercado el género a ¡todo el mundo! Y, por decirlo de algún modo, hasta mi abuela sabe lo que es un universo paralelo, un mundo virtual o, incluso, una distopía. Y eso se lo debemos a ‘Futurama’, a ‘Los Juegos del Hambre’, a ‘Matrix’… Las nuevas generaciones se han alimentado de esos referentes y eso va creando nuevos aficionados en cantidades industriales.»

Eso sí, aunque existe esta apertura, el perfil del aficionado a la ciencia ficción sigue siendo el mismo para Susana: «gente con curiosidad intelectual, con ganas de hacer cosas, de leer… El perfil de friki o de nerd sigue siendo el mismo.»

Foto Elias F Combarro

«La gran revolución estilística de la ciencia ficción se produjo hace ya mucho tiempo»

Elias F. Cambrano es profesor titular de la facultad de informática de la Universidad de Oviedo, desde hace años participa en varias publicaciones como crítico, además de su blog Sense of Wonder, y recientemente ha sido miembro de la junta de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror.

Para él, hoy en día estamos viviendo una época con una oferta nunca vista:

«La ciencia ficción, a nivel mundial, goza de una salud envidiable, con mayor oferta y, sobre todo, mayor diversidad que nunca. Hace unas décadas parecía que todo se reducía a unos pocos autores de unos pocos países y ahora, afortunadamente, tenemos acceso a la obra de muchos más escritores procedentes de muchas más culturas diferentes. Eso, sin duda alguna, enriquece a la ciencia ficción, un género que precisamente debe caracterizarse por su apertura a todas las formas de ver el mundo.»

Algo que, en España se sigue de cerca uniéndose poco a poco a la tendencia global pero en un mercado en el que las grandes editoriales van dejando paso a las pequeñas (y las micro) con una especialización y búsqueda de nicho que ayuda a lanzar novelas más arriesgadas y a autores españoles, sobre todo la generación más joven.

Esto se traduce en que a día de hoy la cantidad de novelas, antologías y publicaciones es «ingente, inabarcable incluso para los lectores más dedicados y que quieran estar al día de todo lo que se cuece en el mundo de la ciencia ficción». Así, según Elías:

«se publican muchísimos títulos, quizá más que en ningún momento, pero las tiradas son muchísimo más cortas. Da la impresión de que, en nuestro país, hay más oferta y más diversidad que antaño, pero a la vez cada proyecto editorial está más centrado en un sector más específico de los lectores de ciencia ficción.»

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Tras un reajuste de todo el sector editorial durante la década posterior a la crisis, en 2017 se editaron un 13% más de novelas de ciencia ficción y terror que en 2016 según el último informe de Comercio Interior de la Federación de Gremios de Editores en España. Moviéndose de nuevo en torno a los 600 títulos anuales. Lo que sí que se atisba más claramente es esa reducción en cuanto a la tirada. En 2017 la tirada media fue de 2582 ejemplares, un 10.2% menos que en 2016 y casi la mitad que hace diez años.

En cuanto al clásico debate de cantidad vs calidad en opinión de Elías está claro que, aun habiendo mucha morralla hoy en día sí que cree que hay más calidad… pero lo mismo cuesta más encontrarla.

«Más de la mitad de mis libros de ciencia ficción favoritos se han publicado en el siglo XXI. Confieso sin rubor que soy más fan de Ada Palmer y Liu Cixin que de Asimov, Clarke y Heinlein. Sin embargo, creo que también es más necesario que nunca saber elegir entre tanta variedad para no verse sepultado por una montaña de obras que son, en el mejor de los casos, mediocres. Ahí la figura del editor es clave y, por desgracia, en muchos casos tiene menos presencia que en el pasado.»

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En cuanto al modo de contar historias, la ciencia ficción no es ajena a la tendencia de no comprimir una historia en apenas 200 o 300 páginas. Algo que no se ciñe solo a la literatura, sino que también podemos ver en el cine, la televisión y los cómics. Es, para Elías, el mayor cambio que ha sufrido la literatura de género:

«Pienso que la gran revolución estilística de la ciencia ficción se produjo hace ya mucho tiempo (la famosa New Wave de los 60 y 70 del siglo pasado) y, desde entonces, la forma de contar historias en la literatura de ciencia ficción ha cambiado relativamente poco. Bueno, menos quizá en un aspecto bastante notorio: las historias son ahora muuuuucho más largas. Se nota más en la fantasía (especialmente en la fantasía épica), pero también salpica a la ciencia ficción. Antes, las novelas eran relativamente cortas y a los autores les bastaban doscientas o trescientas páginas para contar su historia. Hoy en día, cada vez proliferan más las trilogías (y tetralogías y pentalogías…) en las que ningún volumen baja de las quinientas. Por eso decía antes que los editores parecen tener menos relevancia que antaño. Parece que la literatura se vende al peso. Caballo grande, ande o no ande, ya se sabe.»

Pero esta falta de concisión actual no quiere decir que no nos encontremos con un nuevo auge de los relatos y su edición en revistas especializadas y disponibles de forma online como (Clarkesworld, Lightspeed o Uncanny Magazine), entre otros. Además del regreso del bolsilibro y la novela corta. Elías lo explica como el fruto de dos factores.

«Primero, la posibilidad de publicar estas historias de forma rentable, ya sea en formato digital o en papel (ajustando las tiradas); segundo, la aceleración de nuestra vida cotidiana, que hace este tipo de formatos especialmente atractivo para leer en los escasos ratos que nuestras obligaciones nos dejan libres (y como curioso contrapunto a las novelas gigantescas de las que hablaba antes).»

Clarkesworld Podcast

A lo largo de los años hemos vivido pequeños «auges» o géneros que se ponen de moda rápidamente y que luego han pasado a ser cosas del pasado. El cyberpunk ochentero y la ciencia ficción dura parecen haber dado paso a una ciencia ficción más social e incluso política.

«la ciencia ficción suele reflejar las inquietudes de nuestra sociedad (alguien dijo que le ciencia ficción no intenta predecir el futuro, sino el presente). Así que no es de extrañar que muchas de las obras de la ciencia ficción actual se centren en temas políticos o en problemas como el calentamiento global»

Liu Cixin, el Tolstoi chino de la ciencia ficción

Y si tenemos que decir una cosa que antes no había y ahora hay más es, indudablemente, la diversidad. Aunque todavía hay deberes, ahora mismo tenemos acceso a muchas más obras escritas por autores de diferentes sexos, etnias y culturas que hace cincuenta años, aportando una variedad de nuevas voces fantástica.

«Voces que tienen nuevas historias que contar o que cuentan historias ya conocidas, pero de una forma diferente, de una forma que nos hace pensar, abrir nuestra mente, abrirnos a nuevos puntos de vista y cuestionar nuestra realidad y nuestra sociedad. Y esa es una de las características que hace grande a la ciencia ficción como género literario y artístico.»

Como ya apuntábamos antes, esto aporta una visión más amplia del complejo mundo que habitamos con autores y autoras ahondando en clave de ciencia ficción en las luchas cotidianas y no tan cotidianas de un buen número de colectivos minoritarios. Esto logra, según Elías, «un cambio tan necesario como enriquecedor, y que está aquí para quedarse y hacer crecer las fronteras de la ciencia ficción».