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El curioso origen de Peugeot: un salto tecnológico que se consagró en los garajes cuando empezó en las cocinas

Entre los grandes fabricantes de productos tecnológicos encontramos algún ejemplo de pasado más o menos sorprendente, como cuando vimos que OPPO, quienes muchos conoceremos por su faceta de fabricante de móviles, empezó en terreno audiovisual con reproductores Blu-Ray y otros dispositivos de vídeo y audio. Quizás Peugeot nos suene a coches, pero resulta que tampoco empezó como fabricante de motores de coche, sino de otro tipo.

Hablaron un poco de ello nuestros compañeros de Motorpasión dado que la marca celebró ni más ni menos que su 170 aniversario el 2019, y precisamente fue hace casi dos siglos cuando la historia de la misma empezaba, pero alejada de bujías y carburante y más cercana a la taza de café que muchos nos tomamos cada mañana.

Antes del brum-brum vino el crack-crack

Viendo un molinillo de café contemporáneo podemos deducir que tampoco se trata de algo muy complejo: en su interior hay un motor que hace girar las cuchillas que acabarán triturando el grano. Los molinillos manuales, que aún existen aunque en Directo al Paladar recordaban como algo de la infancia (de ciertas generaciones), son aún más sencillos: no disponen de motor, sino de una manivela que el usuario gira para obtener la molienda de los granos.

Y son estos molinillos manuales los que sitúan el inicio de este fabricante de coches. Peugeot empezó siendo un pequeño negocio en el antiguo Franco Condado (Francia), una molinería de harina familiar que arrancaba hacia 1810 tomando como marca el propio apellido.

Este negocio, con los años, viró hacia la fabricación de cuchillas y con la llegada de la Revolución Industrial evolucionó por otro camino. Cuenta la propia marca que todo esto de los molinillos empezó hacia 1840, cuando Peugeot produciría su primer molinillo de café.

Peugeot Molinillo Cafe 1840

Eran molinillos construidos en madera de haya o nogal o metal, con un mecanismo de alta precision para la molienda fabricado en acero. Llegaron a adquirir cierta fama internacional de ahí que aún sigan con ello produciendo unas 150.000 unidades cada año.

Hacia 1874 se unieron los molinillos de pimienta a los de café, otorgándoles la propia marca una «garantía por vida» al mecanismo responsable de su funcionamiento (que aún vemos si vamos a comprar molinillos de la marca actuales). El mecanismo consistía (y consiste) en una tuerca dentada que sujeta las bolas de pimienta, cortándose por la mitad antes de que empiece la molienda, siendo ésta la misma tecnología que se usa para producir rodamientos.

El salto a motores mucho más grandes (y tecnológicamente más complejos)

¿Cómo se pasó de los pequeños motores manuales a los grandes motores mecánicos de combustión? Cuando Armand Peugeot, tataranieto de Jean-Pierre Peugeot «senior» (quien junto a Jean-Georges Peugeot crearían el germen del imperio que pasó a ser posteriormente), se interesó por las bicicletas, lo cual dividió lo que era una sola empresa en dos, quedando La Société des Automobiles Peugeot de la mano de Armand.

Fue en 1889 cuando Armand, muy atraído por el futuro que podría tener la entonces emergente industria del automóvil, se lanza con ella y construyen el Peugeot Type 1, un triciclo con motor a vapor. Las motocicletas Peugeot llegaron en 1898 y el primer automóvil Peugeot, el Type 2, en 1890, aunque como curiosidad como contaban en Motorpasión el primer coche que estrenó el popular logo del león no llegó hasta 1905.

Type 2 Peugeot

Con el tiempo las diversas ramas del fabricante se mantuvieron en el tiempo y como hemos visto encontramos molinillos de café y pimienta aún. Pero no deja de resultar curioso que una asociación aparentemente tan clara como la que muchos hacemos de Peugeot a motores de coche tenga su origen, en cierto modo, en motores que caben en la palma de la mano.

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