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Esa masa amarilla del mapa es nuestra gran esperanza para acabar con la ola de calor. Ya solo queda cruzar los dedos

No hay duda: España vive una de las peores olas de calor de los últimos años. Con las temperaturas del país hasta 14 grados por encima de la media de esta época del año y récords históricos de altas temperaturas, tanto de máximas como de mínima. Pero eso ya lo sabemos. Lo que no sabíamos a ciencia cierta era cuándo se acaba esto, cuándo llegaban los refuerzos: y ya lo sabemos, tenemos una borrasca a las puertas. En pocos días, la ola pasará a la historia.


El horno ibérico a todo gas. Como hemos explicado en otras ocasiones, la península ibérica tiene unas características geográficas muy concretas que facilitan procesos de «producción de calor» muy intensos: hablamos de falta de nubosidad, de alto número de horas de sol, de estabilidad atmosférica (que hace que el calor quede atrapado e impide que se distribuya) y de falta de viento. Justo lo que estamos sufriendo.

La elevada insolación (tan cerca del solsticio) y la situación de estabilidad atmosférica han hecho que las temperaturas suban día tras día. Sobre todo, en las zonas más expuestas a este tipo de fenómenos: el interior de la península y los valles. Por ello, las máximas han superado sin mayor problema los 42-43 grados en el Guadalquivir, el Guadiana, el Tajo o el Ebro.

¿Cómo lo paramos? Teniendo en cuenta todo esto, se necesita algo que cambie las condiciones atmosféricas: en este caso, se necesita una DANA. Ya hace días que veíamos cómo se acercaba hacia la costa portuguesa, pero por su situación y lejanía lo que estaba agregando era más calor: el giro del aire provocaba una advección cálida desde el sur que, como ya es habitual, ha traído a nuestros cielos la calima. La buena noticia es que, en las próximas horas, la DANA va a empezar a jugar a nuestro favor.

Un fin de semana con cambios. Aún le queda mecha a la ola de calor, no nos engañemos. En muchas zonas del interior (el este, sobre todo), la dinámica de subida de temperaturas puede seguir durante el viernes y el sábado. Sin embargo, a partir del fin de semana, habrá un descenso de las máximas en la mitad oeste de la península y el mediterráneo notará también un alivio.

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La llegada de la borrasca. La explicación es, efectivamente, la formación de una borrasca bastante intensa en el Golfo de Vizcaya asociada a una masa de aire frío que se va acercando progresivamente desde el atlántico. Esta DANA empujará la masa de aire cálido que tenemos sobre el país, la calima que enturbia los cielos de la península irá moviéndose hacia el Mediterráneo y, crucemos los dedos, las temperaturas bajarán.

No obstante, no debemos esperar grandes cambios más allá de la zona norte (donde volverá el fresco y se podrán ver lluvias). En el resto de la geografía, lo que veremos es una especie de ‘efecto dominó’: al romperse la estabilidad atmosférica en el Golfo de Vizcaya, la reacción en cadena provocará un alivio importante: pero las condiciones generales no cambiarán. El verano ha llegado para quedarse.

Imagen | Emilio Morenatti/AP