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Está de moda reírse de los ricos. En su última temporada, ‘Succession’ lo hace mejor que nadie

Es una de las modas más notables (e inevitables) de las ficciones habituales: el éxito a nivel de crítica y público de películas como ‘Parásitos‘ y la aparición en la vida pública de personajes como Elon Musk han llevado a una dimensión completamente nueva nuestra relación de amor y odio con los millonarios

Esto hace que series como ‘Succession’ adquieran todo tipo de nuevas lecturas. Es la moda de las películas y las series que obedecen al lema ‘Cómete al rico’, y aunque no todas brillan al mismo nivel, ‘Succession’ fue una de las pioneras y más perfectas.

‘Succession’ arrancó en HBO en el año 2018 contando los tejemanejes empresariales de la familia Roy, dueños del conglomerado mediático Waystar RoyCo. Su dueño, Logan Roy, es el despiadado patriarca del clan, y arranca la serie en un delicado estado de salud. Frente a él, sus tres hijos: el ambicioso Kendall, el frío Roman y la maquiavélica Shiv. Se enemistarán entre ellos y con su padre, y forjarán alianzas a lo largo de tres temporadas de fusiones mediáticas, intervenciones en la política y todo tipo de puñaladas traperas que les afectarán a ellos y a quienes se atreven a relacionarse con esta jauría de multimillonarios.

La cuarta temporada arranca con un cisma entre padre e hijos (por primera vez aliados para quedarse con el imperio) que vaticina lo que puede ser la temporada más frenética y despiadada que hemos visto hasta ahora. En este arranque hay una magnífica secuencia de enfrentamiento a golpe de talonario y a miles de kilómetros de distancia tan brutal como un combate de ‘Creed III’. La prueba perfecta de que algunos de los mejores guionistas del momento están trabajando para esta serie creada por Jesse Armstrong.

Y también deja entrever lo que llevamos paladeando desde el primer capítulo: estamos ante la crítica más sangrante posible hacia los vanidosos e inhumanos dueños del mundo en la sombra. Los que controlan las noticias, los que generan movimientos sísmicos en los números mágicos de la Bolsa y los que se mueven no por el bien común sino por mantener un estatus con el que los que no pertenecemos a ese 1% no podemos ni soñar. Y lo mejor: con la más ácida y amarga de las carcajadas. Porque ‘Succession’ es la comedia más triste de la televisión.

Los reyes del mambo

Esta visión de los ricos se enmarca en la moda, como hemos mencionado, de las películas cuyo mensaje es ‘Cómete al rico’, el famoso lema de Jean-Jacques Rousseau popularizado en la Revolución Francesa y recuperado en los últimos años por distintas políticas progresistas. Entran en esta categoría las películas que, con sentido del humor, analizan las carencias de los millonarios y su falta de empatía con las clases más humildes, tal y como analizaron Marta Trivi y Alberto Corona en el excelente capítulo 2 de la sexta temporada del podcast ‘Choquejuergas‘.

Trivi y Corona revisaron esta última moda que nos ha dado películas un poco cargantes (ellos usan términos más fuertes) como ‘El triángulo de la tristeza‘, no muy acertadas como ‘El menú‘ o divertidas pero inocuas como ‘Puñales por la espalda: Glass Onion‘. Son películas hechas desde dentro del sistema de producción mainstream, es decir, que ya vienen desactivadas de salida en sus mensajes más corrosivos de salida, pero mencionan ‘Parásitos’ como la primera y mejor, y yo añadiría ‘Succession’ como un excelente complemento.

Es inevitable pensar con ‘Succession’ en la figura de millonarios tan excéntricos que se han convertido en memes como Elon Musk o, en menor medida, Jeff Bezos. Es significativo que parte de los negocios de estos referentes estén orientados al mundo de las plataformas de contenidos, redes sociales o comunicación, como sucede con los Roy. Aunque ‘Succession’ hila muy fino (más fino que ‘Glass Onion’ y sus dardos directos y explícitos a Musk), es inevitable ver un reflejo distorsionado en la vida absolutamente anormal y los aberrantes comportamientos de Kendall o Roman. Literalmente, niños grandes que nunca han tenido que esforzarse para heredar una vida de lujo extremo.

‘Succession’ es más que una sátira de los millonarios: es una mirada, no desprovista de cierta ternura, acerca de seres absolutamente aislados de la vida real. En el arranque de la cuarta temporada, Logan (a menudo el más sensato, aunque no el más humano de la familia) se pregunta qué es la gente. Números, datos, cifras… no logra dar con la respuesta, ante la atónita mirada de un empleado al que llama «amigo» porque es de las pocas personas que no quieren vampirizar sus millones. En realidad, ‘Succession’ no va de comerse a los ricos, sino de cómo los ricos se comen entre ellos. Nosotros no vamos a ver ni las migajas, pero siempre nos queda esa risa floja que da cuando queremos verlo todo arder.