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La Comisión Europea se plantea lo que parecía imposible: un impuesto a los «superbeneficios» de las energéticas

El invierno se acerca, y será uno previsiblemente duro. La subida disparatada del precio de la luz y el gas a consecuencia de la Guerra de Ucrania está provocando medidas diversas en España —que están funcionando y han hecho que nuestro país se haya convertido en ejemplo a seguir— y en la Unión Europea, que antes las consideraba tabú. Ahora los mandatarios europeos han tenido una idea contundente: si las energéticas están ganando un dineral nosotros queremos nuestra parte.

140.000 millones de euros. Eso es lo que quiere recaudar Bruselas, que quiere aprobar una regulación según la cual se impondrá un gravamen a las petroleras y gasistas de (¡al menos!) un 33% sobre su nivel de beneficios extra. El borrador al que han tenido acceso medios como El País así lo indica, y refleja lo extraordinario de la situación: la conservadora Ursula Von der Layden, presidenta de la Comisión Europea, probablemente habría negado que algo así fuera posible hace un año.

Guerra energética. El discurso de Von der Leyden hoy en Bruselas se ha centrado en Ucrania —país que volverá a visitar pronto– y en la guerra energética que Rusia ha planteado a Europa. «Se nos está poniendo a prueba», declaraba la máxima responsable de la Comisión Europea.

Energéticas, ya está bien de ganar tanto dinero. Con esta medida Bruselas aspira a recortar los beneficios extra de las energéticas. La crisis del suministro ruso —ha caído al 9% desde el 41% el año pasado en el caso del gas— ha disparado sus ingresos, y con esta nueva medida se podrá minimizar el problema que se ha creado porque según sus palabras «millones de europeos necesitan ayuda».

Las medidas. Las propuestas, como indican con algo más de detalle en Bloomberg, son varias:

  1. Limitar los ingresos por generación de energía de las empresas renovables y nucleares a 180 euros por megavatio hora.
  2. Establecer un gravamen temporal a las empresas de los sectores del petróleo, el gas, el carbón y las refinerías de al menos el 33% de sus beneficios extra. Basado en los beneficios antes de impuestos del año fiscal 2022 que sean más de un 20% superiores a la media de los tres años que comienzan en 2019. Es excepcional y temporal y depende de los Estados miembros para aplicarlo.
  3. Lograr una reducción del consumo global en un 10% y un objetivo obligatorio de reducción de la demanda durante determinadas horas punta en un 5%.

Aprobación inmediata. Estas medidas deben aplicarse de forma urgente, y los ministros de Energía de los Estados miembros ya se reunieron de urgencia la semana pasada para pulir la propuesta. Se espera que ahora debatan el proyecto final el 30 de septiembre, cuya aprobación podría aprobarse poco después.

El tope al gas funciona, pero no para todos. Aunque en España la medida del tope al gas está siendo efectiva —con letra pequeña— y varios países de la UE la han puesto también en marcha, otros no lo ven tan claro o lo quieren implantar no solo para el gas ruso, sino para cualquier otro gas. Parece que el precio máximo al gas se ha caído de la propuesta en el borrador de la propuesta, y ahora la idea es centrarse en lograr bajar los precios, ayudar a los consumidores más vulnerables y reducir el consumo. En este último ámbito España también ha sido una de las primeras en actuar.

Imagen | European Parliament