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La gasolina y el diésel han bajado 30 céntimos/litro. Son mucho más caros de lo que dice esta cifra

El fin de semana del 17 al 19 de junio supuso un nuevo hito para nuestro país. Un hito que, lamentablemente, está afectando a la inmensa mayoría de los conductores: el precio del combustible alcanzó su máximo histórico. Desde entonces, los precios han bajado. ¿Cuánto?


2,152 euros/litro. Ese fue el precio medio de la gasolina en aquellos días. De la gasolina 95, pues la gasolina 98 superó los 2,300 euros/litro. Y eso, de media. El diésel todavía estaba por alcanzar su techo, al que llegó unos días más tarde, marcando en el surtidor 2,106 euros/litro. El gasóleo A llegaría a verse, incluso, a 2,199 euros/litro de media.

Barril de Brent. Al tiempo que la gasolina subía, el Barril de Brent también se acercaba a uno de sus máximos históricos. Días antes superó ligeramente los 120 dólares/barrril. Desde entonces, la caída (con sus idas y venidas) se ha mantenido hasta ahora. Desde un repunte a finales de junio, su precio ha vuelto a situarse en los 100 dólares/barril.

Más caro. Ese decir, tanto la gasolina y el diésel como el Barril de Brent, su valor de referencia, han bajado en una proporción muy similar. Concretamente, pagamos un 17% menos por la gasolina que en su máximo histórico. Y lo mismo sucede con el diésel. El Barril de Brent ha caído un 19% en ese tiempo. En comparativa, la gasolina y el diésel se han encarecido más de lo que lo ha hecho el petróleo.

Es la historia del cohete y la pluma. La metáfora que sirve para explicar con sencillez por qué los precios suben como un cohete pero caen con el peso de una pluma, de forma mucho más tendida y suave. Y el problema no es sólo el combustible. Si ampliamos la fotografía, pagamos mucho más que antes.

Lo que ganamos, vale menos que nunca. Porque aunque los porcentajes de combustibles/barril de Brent sean similares, lo cierto es que la diferencia entre los salarios y el IPC está más alejada que nunca. No es sólo que paguemos más, es que tenemos mucho menos dinero disponible en nuestro bolsillo.

En el mes de julio, el IPC alcanzó un 10,8% de subida, un 0,6% más que en junio. De momento, los salarios sólo han crecido un 2,56% en lo que llevamos de año. Para encontrar datos similares en el IPC hay que remontarse a 1984 pero, incluso, aquel año los salarios crecieron en un 7,8%. La diferencia entre IPC y salarios es, ahora, el doble que entonces.

Euro/dólar. En julio también vivimos una situación extraordinaria. El euro y el dólar alcanzaban la paridad. La Reserva Federal de EEUU (Fed) ha subido los tipos de interés en reiteradas ocasiones este año. Esto ha hecho que el dólar sea más atractivo para los inversores, en detrimento del euro. Lo que ha terminado por desembocar en la actual situación.

¿Qué significa esto? Que todas las importaciones son ahora más caras. Tanto las que vienen de Estados Unidos como las que utilizan los dólares como valor de referencia en sus mercados. Y, evidentemente, el Barril de Brent es uno de ellos. Es decir, antes, con 100 euros comprábamos petróleo por valor de 110 dólares, 120 dólares o, incluso, de hasta 160 dólares en épocas de máximos.

Verano. Con la gasolina a precio desorbitados y justo antes del verano, algunos analistas empezaron a avisar de que la gasolina podía llegar a alcanzar los 3 euros/litro. Desde luego, estas previsiones no se han cumplido, pero la incertidumbre es total con la llegada del otoño.

Se teme que con la vuelta tras el verano, las familias tengan que afrontar un duro recorte en su consumo, como consecuencia de un aumento en los costes que ha disparado los precios. Es decir, que la economía sufra un frenazo. Si los precios de la gasolina y el diésel se congelan y se convierten en la nueva normalidad, habremos perdido mucho más de los 40 y 60 céntimos menos que pagábamos hace un año por el combustible.