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La viruela del mono nos ha pillado por sorpresa, pero un paper de 1988 ya advertía sobre lo que iba a pasar

La viruela del mono ya cuenta con casos confirmados en España y multitud de países están tomando medidas para evitar su propagación. En este contexto, las vacunas contra la versión “convencional” de la infección han vuelto a saltar a la palestra. Sabemos este suero es capaz de combatir con cierta eficacia la enfermedad contra la que luchamos ahora. El problema es que, con la viruela erradicada en la década de los 70, la vacuna se dejó de administrar en la siguiente década. Esto ha llevado a algunos a recuperar un artículo publicado en 1988 que nos advertía del riesgo de que esta situación se diera.


Qué dijeron en los 80.
El artículo fue publicado en la revista International Journal of Epidemiology por un equipo de tres científicos de la London School of Hygiene and Tropical Medicine. El grupo de expertos había estado analizando los casos de esta enfermedad en Zaire (actual República Democrática del Congo) durante el quinquenio de 1980-85.

Del análisis se concluyó que la vacuna contra la viruela ofrecía una protección del 85% contra la variante del mono. En el momento en el que se publicó el artículo la enfermedad se consideraba ya erradicada y el suero no se administraba a los recién nacidos. Por ello, los científicos advirtieron de que conforme la proporción de la población inmunizada se redujera, “la magnitud media y la duración de las epidemias de viruela del mono” incrementarían.

Profecía cumplida.
La OMS anunció en 1979 la erradicación de la viruela tras un periodo sin observar casos. Con la enfermedad erradicada las vacunas no eran necesarias, por lo que en 1980 éstas se dejaron de administrar a la población general (no así a personal de laboratorio susceptible de contraerla al estudiarla).

Esto implica que son las personas más mayores las que más protegidas están contra la viruela del mono, tanto en España como en el resto del mundo. Es más, la situación sigue cambiando y seguirá haciéndolo con el paso de los años, con una población inmunizada progresivamente mayor en edad y menor en número. Pese a la menor infecciosidad en humanos de la variante del mono, los autores concluyen de todo esto que el énfasis para evitar la expansión de la enfermedad es el control y vigilancia en las zonas endémicas, no necesariamente a través de la vacunación.

Regreso al futuro.
Si las primeras advertencias sobre los posibles efectos de esta infección en la “era post-vacuna” se remontan a finales de los 80, no hay que mirar muy atrás para toparnos con las últimas. En un artículo publicado en febrero de este mismo año, un equipo internacional realizó un repaso a cómo había cambiado la epidemiología de esta enfermedad.

En su repaso a diversos estudios, el equipo observó un aumento en la edad media de los pacientes de viruela del mono, lo cual era de esperar por los cambios demográficos y el cese de la vacunación. Quizá más preocupante es uno de los estudios que citan, que, a través de modelos matemáticos, estima que el factor R0 del del mono puede superar el valor de 1 con niveles bajos de inmunización.

Sin descartar epidemias.
Esto quiere decir que el virus tiene la capacidad de crear epidemias, pero como bien nos ha enseñado la pandemia de Covid, la facilidad de contagio de una enfermedad depende de muchos factores y los cálculos deben ser ajustados constantemente. Por todo esto no resulta de extrañar que los autores de este nuevo estudio coincidan en recomendar el control y la vigilancia de una enfermedad que no causará los estragos que causó la viruela, pero no está exenta de riesgos.

Comienza la compra de vacunas.
Las autoridades españolas ya han planteado la compra de un número de vacunas con las que inmunizar a los contactos estrechos de las personas infectadas. No es el único país en pertrecharse de dosis para hacer frente a esta nueva amenaza, el Reino Unido recientemente ofreció estos sueros a sus profesionales sanitarios. Estados Unidos ya ha comprado millones de unidades tras detectar el primer caso en Massachussets. Una ventaja que tienen estas vacunas es que pueden ser de utilidad incluso para personas que ya han estado expuestas a la enfermedad.

Imagen | Hush Naidoo Jade Photography