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Lo sentimos, no tenemos una nueva vacuna contra la esclerosis múltiple (y aún así son buenas noticias)

Recientemente la noticia de la vacuna contra la esclerosis múltiple ha llegado a los medios. Aunque es sin duda una gran noticia, hay que tener ciertos detalles en cuenta antes de celebrarla. La nueva ha aparecido tras la publicación en la revista Science Translational Medicine de los resultados positivos obtenidos en los ensayos de una vacuna contra el virus de Epstein-Barr en ratones humanizados. El equipo de científicos está formado por investigadores del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de EE UU y la farmacéutica Sanofi.


Una vacuna contra el virus de Epstein-Barr, no contra la esclerosis múltiple.
La primera cuestión a tener en cuenta es que esta vacuna busca neutralizar no la esclerosis múltiple (EM), sino el virus de Epstein-Barr (VEB), el cual está vinculado con numerosas enfermedades. El VEB es uno de los principales causantes de la mononucleosis, pero también puede causar linfomas y cánceres gástricos. Se estima que 200.000 casos de cáncer anuales tienen su origen en este virus. Se trata de uno de los virus más prevalentes en humanos, pero su infección pasa a menudo desapercibida, es decir, son infecciones asintomáticas.

Entonces, ¿por qué se dice que es contra la Esclerosis?
Recientemente el VEB también se ha relacionado con el desarrollo de esclerosis múltiple (EM). Fue en un estudio publicado en la revista Science, realizado a lo largo de 20 años con voluntarios del ejército de los EE UU. Los encargados del estudio observaron que en aquellos que habían sido infectados por el VEB la probabilidad de padecer EM se multiplicó por 32. La EM aparece por el deterioro de la membrana que recubre parte de las neuronas, la mielina, a lo largo del sistema nervioso central.

De ser capaz de prevenir la infección por VEB, cabe esperar que la vacuna sea capaz de prevenir las enfermedades relacionadas con él. En la nota de prensa publicada dando cuenta del hallazgo se explica que la “vacuna candidata” es capaz de reducir la virulencia del VEB, lo cual reduciría la mononucleosis infecciosa y “posiblemente” los cánceres asociados al VEB. El lenguaje empleado por los propios científicos llama a la cautela.

Si está tan extendido, ¿cómo es que no teníamos una vacuna ya?
Dada la prevalencia del VEB y la gravedad de algunas de las enfermedades a las que está asociado los autores del estudio llaman la atención sobre la ausencia de vacunas contra este virus. Este desarrollo no se trata, sin embargo, de la única candidata propuesta.

Moderna, una de las empresas que desarrollaron vacunas de ARN mensajero (ARNm) contra el Coronavirus. Esta candidata (que ha recibido el aséptico nombre de mRNA-1189) se basa precisamente en la misma tecnología. Entró en Fase 1 en enero, es decir, que ya ha sido administrada a un número muy limitado de personas con el fin de comprobar si no genera efectos adversos relevantes antes de proceder con ensayos más masivos.

¿Cómo funciona esta nueva vacuna?
La fórmula propuesta en la nueva candidata a vacuna en cambio se basa en una pareja de nanopartículas que se autoensamblan y presentan proteínas que permiten al virus entrar en las células. La presencia de estas proteínas en el organismo fuerza la creación de anticuerpos que protegen contra el virus.

Modelos animales.
Según explica el artículo, el tratamiento generó respuesta inmunitaria en ratones, hurones y primates no humanos. El siguiente paso fue el uso de ratones humanizados, ratones de laboratorio que contienen algún rasgo biológico de origen humano. Se trata por tanto de una vacuna aún en una fase temprana de desarrollo.

Concretamente en la llamada fase preclínica, lo cual implica que aún le queda un largo recorrido hasta poder ser aprobada para el público. El desarrollo de vacunas se agilizó mucho para llegar a la vacuna contra el Covid, pero es poco probable que las autoridades den a este suero el mismo nivel de urgencia. En cualquier caso, quedan por delante un mínimo de tres fases de experimentación en personas para asegurar su seguridad y su eficacia en humanos.

Imagen | Mufid Majnun