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Los veterinarios advierten de los estragos de la endogamia en ciertas razas de perros. Ya hay países que las prohíben

Si te gustan los perros y viajas a Ámsterdam u Oslo es probable que haya un detalle que te llame la atención al pasarte por sus calles: verás menos razas braquicefálicas, canes que, como el Bulldog, tienen caras muy achatadas y hocicos cortos. La razón es sencilla. Desde 2019 Holanda no permite la cría de ciertas especies, como el Pequinés, el Apso o el Boston Terrier, una medida que a la que sumó hace unos meses Noruega con los Cavalier King Charles Spaniel y los Bulldogs ingleses.

¿El motivo? Muy sencillo. Evitar la proliferación de animales que, por sus características —buscadas de forma deliberada por los propios criadores— ven muy mermada su calidad y esperanza de vida. Ahora un estudio de expertos del Royal Veterinary College (RVC) reabre el debate.

¿Qué son los perros braquicéfalos? Canes con características muy marcadas que puede distinguir incluso un lego en la materia: tienen la cabeza pequeña y achatada, hocicos muy cortos y el paladar blando y alargado, entre otras peculiaridades. En su amplio “club” se cuelan por ejemplo los Cavalier King Charles Spaniel, Bulldogs, Bóxers o Pug, entre otros muchos. Si son así es porque somos nosotros, los humanos, quienes hemos fomentado a lo largo de las décadas de forma deliberada esos rasgos extremos jugando con la endogamia y criterios de selección.

El problema es que esas características a ellos no les sientan bien. El Bulldog inglés ofrece un ejemplo claro: sus ejemplares suelen presentar problemas respiratorios y digestivos, les cuesta regular su temperatura corporal, tienden a padecer sobrepeso y la forma de sus cuerpos les condiciona en la reproducción: debe recurrirse a la inseminación y paren por cesárea.

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¿Qué dice el nuevo estudio? Confirma con porcentajes lo que los veterinarios saben desde hace ya algún tiempo: que hay ciertas razas de este tipo que ven muy condicionada su existencia y calidad de vida. Su atención se centra, en concreto, en los Bulldogs ingleses y los “importantes problemas de salud” que padecen. Tras examinar 2.662 de estos canes y compararlos con 22.039 ejemplares de otras razas de Reino Unido concluyeron que padecían trastornos con mucha más frecuencia.

El riesgo de sufrir al menos una dolencias era, de hecho, más del doble. También comprobaron que, por término medio, eran bastante más jóvenes y estaban más gordos que el resto de canes, una señal preocupante sobre su salud y esperanza de vida. De los Bulldogs analizados, solo el 9,7% superaba los ocho años. En el resto de razas pasan de esa barrera el 25,4%.

El estudio no es en cualquier caso el primero ni el único que apunta en esa misma dirección. Como recuerda elDiario.es, hace no mucho Scientific Reports publicaba otro dato alarmante: la esperanza de vida de los perros braquicéfalos es hasta 4,5 años inferior que las más longevas.

¿Cuál es la conclusión? Para los responsables del nuevo informe —publicado en Canine Medicine and Genetics— está más que claro: debe servir como un toque de atención sobre los riesgos de la cría y compra de estos animales. “Muchas de las características problemáticas de la raza, como una cara muy plana, pliegues faciales profundos y respiración ruidosa, aún son percibidas por muchas personas como novedades normales o incluso deseables”, reflexionan los autores.

Para la institución los datos indican que deberíamos “seguir el ejemplo de los criadores más responsables” que priorizan el bienestar de los canes y los anima también a “redefinir”. De lo contrario —advierten los autores del estudio— Reino Unido se arriesga a seguir los pasos de Noruega y sumarse a la lista de países que ya han decidido prohibir la cría de ciertas razas.

¿Qué estamos haciendo para solucionarlo? En Holanda y Noruega han optado por lo sano y han vetado la cría de ciertas razas. En el país escandinavo llegaron a la conclusión de que alentar el nacimiento de Cavalier King Charles Spaniels, por ejemplo, viola su Ley de Bienestar Animal.

¿Es la prohibición la única salida? ¿Denemos permitir o incluso alentar la desaparición de ciertas razas? Sobre la mesa hay otra posibilidad: dejar de fomentar las características más extremas y lograr que los nuevos ejemplares que nazcan lo hagan con mayor calidad de vida. A su alcance, los expertos tienen fórmulas como la selección reversa o los cruces externos y la experiencia de los genetistas. En ese proceso, la concienciación de los criadores y el público es clave.

“Se espera que los resultados de esta investigación desalienten la cría y compra de animales con conformaciones extremas y, en cambio, promuevan un cambio hacia la aceptación de una conformación más moderada con una salud natural mejorada”, concluye el estudio.

Imágenes | Josue Michel (Unsplash) y
Ashleigh Robertson (Unsplash)