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Neuralink cree que está lista: la compañía de Musk ya se prepara para los ensayos clínicos en humanos

Tras el macaco Pager y la cerdita Gertrude, el próximo en probar la tecnología de Neuralink será un humano. Y no se trata de otra promesa indefinida de Elon Musk. Mientras escribo esto, la compañía está buscando un «director de ensayos clínicos» para preparar su desembarco en el mundo de los mayores: el complejísimo (a veces, desquiciadamente difícil) proceso de poner un dispositivo médico en el mercado.


¿Qué es Neuralink? En términos generales, se trata de una compañía, respaldada por Elon Musk, que busca implantar «hilos» y chips en el cerebro humano que permitan comunicar áreas concretas del mismo con el exterior. En un primer momento, la propuesta busca objetivos puramente biomédicos como restaurar la capacidad de hablar, escuchar o caminar en personas que (por un motivo u otro) las hayan perdido. Pero no ocultan que, en último término, la intención es ir más allá.

Un mundo de posibilidades… que hasta ahora se puede resumir en «mucho ruido y pocas nueces». No porque en los últimos años Nauralink no haya presentado cosas interesantes, sino más bien porque hasta ahora su trabajo se ha orientado a recoger la tecnología disponible, empaquetarla y diseñarla de forma atractiva y aparentemente segura. Pero, a la vez, han sido muy cuidadosos de no dar fechas, ni establecer calendarios cerrados. Ahora el aterrizaje del proyecto parece inminente.

¿Qué dice el anuncio? “Como director de ensayos clínicos, trabajará en estrecha colaboración con algunos de los médicos más innovadores y los mejores ingenieros, además de trabajar con los primeros participantes de ensayos clínicos de Neuralink”, explica la oferta. «Dirigirás y ayudarás a construir el equipo responsable de habilitar las actividades de investigación clínica de Neuralink y desarrollar las interacciones regulatorias que vienen».

¿Qué podemos esperar? A corto (o incluso medio) plazo podemos esperar poco. Los plazos y requisitos de investigación para tecnologías que trabajan directamente en el cerebro son largos. Aunque, como hemos visto en el caso de los xenotrasplantes, hay vías rápidas de aprobación por criterios de compasión (para enfermos ya desahuciados), la tecnología de Neuralink está lejos incluso de ese punto.

Eso sí, es una noticia excelente que sigan avanzando en el proyecto. Con sus más y sus menos (más menos que más, en muchos casos), es uno de las iniciativas más interesantes para poder abordar una de las últimas fronteras que se nos resisten: la del cerebro.