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Nuestro optimismo climático se va por el sumidero del crecimiento económico: las emisiones aumentan por primera vez en cuatro años

Y de nuevo, aquí está la realidad. La ONU, en sus informes preparativos de la conferencia sobre el clima que se celebrará en Polonia entre el 2 y el 14 de diciembre, acaba de confirmar que los esfuerzos nacionales por reducir las emisiones de dióxido de carbono han fracasado.

Estrepitosamente, además. Para conseguir cumplir con el Acuerdo de París deberíamos alcanzar el máximo de emisiones en 2020 y, desde ese momento, comenzar a bajar. Pero el Informe sobre la disparidad de las emisiones dibuja un escenario mucho más sórdido: lo más probable es que las emisiones sigan creciendo más allá de 2030.

¿Qué ha pasado? Ha pasado el fracaso de los esfuerzos nacionales por cumplir con los Acuerdos. Entre 2014 y 2016, las emisiones globales de CO2 se mantuvieron estables. Como aún estábamos sufriendo las secuelas de la crisis, no estaba claro a qué se debía ese estancamiento. Pero a finales de 2016, y por primera vez en la historia, parecía que el mundo crecía sin contaminar más que antes.

Pues bien, era un espejismo.

El mundo en 2017. 2017 nos ha sacado de dudas: las emisiones aumentaron un 1’2% espoleadas por un mayor crecimiento económico. Puede parecer poco, pero en el contexto de que para 2030 las emisiones tendrían que ser un 55% más bajas que hoy, es una catástrofe. Para las políticas y para el clima.

Algunas noticias buenas, pero pocas Según el informe, los gobiernos subestatales (locales o regionales) y numerosos actores de la sociedad civil sí que parecen moverse en el buen camino. Más de 7000 ciudades y hasta 6000 grandes empresas están cumpliendo sus planes propios de reducción de emisiones. Es una buena noticia, no hay duda. Pero frente al medio millón de empresas que cotizan en bolsa, las cifras que maneja el informe no dejan de parecer modestas.

Por una fiscalidad más ambiciosa. La fiscalidad verde (que se ha llevado el nobel este año) es la gran esperanza de los expertos para controlar las emisiones. Tampoco va bien. El informe denuncia que más de la mitad de emisiones de combustibles fósiles no están gravados con ningún tipo de impuesto y que solo un 10% tiene una fiscalidad diseñada para reducir las emisiones a los niveles de los Acuerdos de París.

Hacia la cumbre de Polonia: la reunión de diciembre es importante porque los países intentarán llegar a un acuerdo más específico sobre cómo implementar el acuerdo de París. La duda que está hoy en el ambiente es si ignorarán las señales que llegan o si, por fin, tendremos un plan verdaderamente ambicioso.

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