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Recolectar energía del aire parecía una idea loca. La Unión Europea no piensa lo mismo

El legendario Nikola Tesla no se conformaba con revolucionar el mundo con la radio FM, los rayos X, la corriente alterna, los «rayos de la muerte» o las bombillas fluorescentes: también tuvo una particular obsesión por lograr recolectar energía del aire. Casi como si lo hiciera de la nada.

Aquello nunca cuajó, pero la idea sigue siendo válida en nuestros días. Tanto que la Unión Europea está financiando el proyecto CATCHER. La idea: transformar la humedad de la atmósfera en electricidad.

Según los responsables del proyecto, la energía que se podría recolectar de la tropoesfera terrestre con este sistema es 500 veces la que necesitaríamos a nivel global. Esta fuente de energía renovable, llamada higroelectricidad, quiere convertirse en una alternativa de futuro.

La cifra es realmente espectacular, y de hecho apuntan que de ser completamente funcional, esta tecnología lograría generar más electricidad que la combinación de las actuales fuentes hidroeléctrica, eólica, de biomasa y geotérmica.

Para lograrlo los responsables del proyecto afirman que aprovecharán los últimos avances en nanotecnología para crear ese «conversor» de humedad en electricidad que funciona con el principio de heterounión. Ese efecto surge en este caso entre las partículas de una superficie absorbente fabricada con nanomaterial avanzado y las moléculas de agua absorbidas del aire.

El sistema cuenta de una serie de paneles -al estilo de los de instalaciones de energía solar– instalados en «regiones con el clima apropiado». El desarrollo trata de lograr paneles con mejor capacidad de absorción de la humedad y con una eficiencia de conversión óptima gracias a la polarización de la capa funcional del convertidor por un campo eléctrico interno.

El proyecto está financiado por el programa Explorador del Consejo Europeo de Innovación, y las primeras pruebas, aún tímidas pero prometedoras, se han logrado generar unos 0,9 V en un laboratorio con una humedad del 50%.

Para lograr esa cifra -aproximadamente la mitad de la que se obtiene con una pila AA- se usó un pequeño panel de 8×5 cm basado en el óxido de circonio, un material cerámico utilizado en implantes dentales y en componentes electrónicos.

La propuesta es tan ambiciosa como prometedora, pero lo cierto es que aquella loca idea de Nikola Tesla nunca ha logrado transformarse en una realidad. Ha habido intentos previos que no han llegado a cuajar, y ahora queda por ver si el Proyecto CATCHER logra cumplir sus objetivos.

Imagen: Max LaRochelle