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Cataland no es Disneyland

Jordi Pujol es el artífice de la secesión catalana. Sirve la venganza sin pena, ni gloria. Se ha servido de sus clientes políticos y económicos que han seguido su estelada y su herencia nacional católica. La política catalana ha sido y es una organización mafiosa que al igual que la Omertá se basa en la ley del silencio, ese silencio ensordecedor de las cacerolas para que el ruido sea la tapadera del independentismo, el mismo para imponer su voluntad opresora a quienes no tienen más remedio que permanecer en el silencio ante la amenaza de ser exterminados, social, política y económicamente.

La sociedad catalana permanece sojuzgada por los grupos antisistema en conexión con los grupos burgueses parasistema, los mismos que piden en el símbolo de la corrupción, el Palau, piden la independencia. No es una revolución, no es un cambio de signo en la redistribución de la riqueza, es solamente el sistema convertido en una máquina burocrática para manejar la limpieza étnica. Se manejan los hilos económicos y políticos con total impunidad, blindados sus ejecutores por su conocimiento de las cloacas del estado. Ahora la mas baja estofa ha ocupado los sillones del poder bajo el paradigma de la libertad y la democracia.

Los fascistas son de trato amable mientras obtienen información para señalar a los invasores que no son otros que los mismos infieles catalanistas que no han aceptado la inmersión lingüística y que tienen aún el cerebro sucio después de múltiples lavados y centrifugados de TV3, La Vanguardia y el resto de publicaciones dedicadas a la propaganda neonazi.

Recordemos que fue Maragall quien rompió el silencio, luego el silencio se apropió de él. «Vostè ha perdut completament els papers». Aquesta va ser la contundent resposta d’Artur Mas a Pasqual Maragall després que acusés CiU de cobrar comissions il·legals el 24 de febrer del 2005 durant el ple monogràfic sobre el Carmel. El Carmel un barrio obrero que se desplomó por una mafiosa planificación económica que escondía los negocios sucios de Artur Mas. A Maragall luego le vino su conversión al nacionalismo y por último su Alzheimer. Una metáfora real y triste de la posición equidistante del Partido Socialista Catalán que siempre miró con buenos ojos a la burguesía y prefiere olvidar los episodios mas cruentos de la historia europea protagonizados por sus hermanos nacionalsocialistas.

Cataluña no tiene un problema, tiene muchos y todos encajan en la delincuencia organizada que busca amparo en unas leyes autonómicas que dan cobijo político a sus actividades. No es casual que dispongan del mayor número de imputados por corrupción. Cataluña está podrida, desde la simiente educativa en las escuelas de primaria, pasando por la secundaria y cercenando el pensamiento innovador en la universidad. No es casual que las instituciones educativas adopten el nombre de pensadores supremacistas. Pompeu Fabra, Rovira y Virgil y tantos otros nombres para instituciones, calles y plazas de Pompeu Gener, Valentí Almirall, Batista i Roca, Casas-Carbó y tantos y tantos nazis de la historia del catalanismo. ¿Se imagina el lector que en Alemania existiera un callejero que incluyera a los popes del nazismo? Si Hitler es considerado como un sociólogo, no hay nada malo en denominar una Avenida de Mi Lucha. Parece que lo malo es natural siempre y también cuando el estudio etnográfico aprecie diferencias craneales entre los catalanes arios y los semitas andaluces. Son los «Estudis d’etnografia catalana» el libro de cabecera de Tardà, Puigdemont, de muchos políticos secesionistas que han creído que la limpieza étnica comenzaba por la lengua, por el hecho diferencial catalán para demostrar el irrefutable origen ario de los catalanes.

La limpieza en profundidad mediante una vaporetta que aplica presión a vapor y aspiración para desinfectar cualquier rasgo del español y de lo español. Cataluña no ha perdonado a Roma que Mandonio fuera crucificado, un aliado de Cartago para imponer la barbarie y acabar con el derecho romano. Es ahora cuando se ha barrido el derecho de todos para implantar su derecho, el de ellos, llámese a decidir, a votar, a la autodeterminación, en resumen a su corrupción, eso si pacífica. La paz social de los bondadosos secesionistas se basa en una clara estrategia de intimidación, de supremacismo mediante actuaciones del estilo alemán prebélico como desfiles de antorchas, esteladas humanas, vestuario, pinturas indigenistas sobre la cara. El «merchandasing» ideológico ha calado. Es una recidiva de comienzos del siglo XX. La pérdida de las colonias, del negocio de explotación de Cuba, lo que determinó el viraje recursivo de Cataluña hacia el catalanismo. Cada crisis en estos territorios han sido el detonante de la reivindicación étnica.

La tribu catalana, aliada de la Iglesia mas putrefacta y conservadora de Montserrat busca el privilegio de los que sacan la lengua habitualmente para comulgar, Junqueras espía sus culpas mientras conduce a su pueblo en el peregrinaje a la tierra santa catalana. El nazi Cerff indicó lo mismo que la Sagrada Familia defiende «nosotros sabemos que los catalanes son una raza muy diferente de la española. (…) El catalán es trabajador, ama la libertad individual, es idealista e incluso me atrevo a decir aventurero (…) Nosotros comprendemos a los pueblos esclavos que sientan el nacionalismo y se quieran librar de sus cadenas». Por eso aspiran a una independencia al estilo Kosovo.

Los manuales de violencia callejera de la CUP van de la mano de la administración paralela montada en internet con la asistencia de los estonios. Los políticos catalanes miran a Eslovenia, a Kosovo como los estados que es necesario imitar pero Cataluña se parece a Kosovo porque es mayoritariamente musulmana y los musulmanes son ya mayoritarios en muchas poblaciones catalanas. A la República Catalana, solo le falta añadir el epíteto «islámica» y de eslovenia solo le falta añadir que fueron parte del imperio nazi, frente a la Serbia que se opuso. Sociedad islámica, antidemocrática, como recordó Azaña en su memorable discurso a la aventura catalana del 34.

El nacionalismo no puede cambiar su cara ideológica pero tampoco pueden cambiar la historia «Cataluña y las tierras hermanas han de conocerse con un nombre común. Yo propongo que se llamen Imperio Catalán». (Rossel i Vilar, en ‘Nosaltres sols!‘). En julio de 1935, un líder de Nosaltres Sols! entregaba al Ministro de Propaganda Joseph Goebbels un memorándum en el que se indicaban los beneficios de una colaboración efectiva entre Alemania y el separatismo catalán. se puede ir tan lejos en la cronología histórica como se quiera. Una de las cláusulas del Tratado de Utrecht, austro-alemanes, ingleses y holandeses fijaba y garantizaba la independencia de Cataluña en atención a su fidelidad a los Soberanos de la Casa de Austria, pero que mas da la historia si tenemos la historia delante de nosotros y los estrategas neonazis ya disponen de una línea en el futuro. Un renglón torcido para que los libros hablen de los analfabetos, del ridículo y la soberbia de una parte del pueblo que repite siglo tras siglo la misma pretensión, convertir el mito en realidad. Las masas sacrificadas en el barranco de la CUP. Lástima que otra vez por su poca o nula capacidad vuelvan a errar el tiro. Ya lo dice Artur Mas, habrá que esperar otro siglo para volver a intentarlo, quizás para entonces, el cambio climático haya barrido la costa catalana de los mapas terrestres y la merma de los països catalans tenga que redefinir sus fronteras y reclamar las tierras altas de Aragón.

Por Juan Pérez de Mungia