Inicio Opinión Cierren filas, por Emma Riverola

Cierren filas, por Emma Riverola

Ambos persiguen lo mismo. La independencia es su objetivo común y el liderazgo del independentismo, su ambición particular. Comparten sus críticas hiperbólicas a España y ambos tienen debilidad por sumar a la causa a Gandhi y a Martin Luther King. Pero el liderazgo de Junqueras y el de Puigdemont cada vez son más dispares entre ellos e, incluso, respecto a su propia trayectoria.

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Mientras el presidente de ERC ya ha superado más de 400 días de una prisión preventiva muy difícil de justificar, su discurso se muestra cada vez más abierto, más dispuesto a conciliar y a aglutinar sensibilidades diferentes, consciente de las limitaciones de ese 47% de votos independentistas. Por el contrario, desde las calles de Bruselas, Puigdemont y su entorno esbozan un discurso y unas actitudes cada vez más cerradas y excluyentes con signos evidentes de mesianismo. Desde murales gigantes con el rostro de Puigdemont a declaraciones de sonrojo como las que le dedicó el flamante jefe de Gabinete de Torra, Joan Ramon Casals: “¡Tú marcas el camino, estamos contigo, te seguimos y te seguiremos!”.

Si son estrategias diseñadas, la de Junqueras resulta más balsámica para el conjunto de los ciudadanos. El cierren filas de Puigdemont se inscribe en la corriente de populismo que asola Europa. Está destinada a polarizar la sociedad, enquistar posiciones y disparar el sectarismo. Definitivamente más arriesgada y, lamentablemente, quizá más efectiva.