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Cuando la Historia es el arma más violenta

Acaba de mandarme Lidia Falcón indignada un vídeo de la historia de Cataluña que corre por las RRSS, donde la relación entre Cataluña y España envenena el ánimo e incita al odio. Da asco, puro asco. Todo él es una reducción obscena a un relato de una España atrasada, pobre, incapaz de crear riqueza y ávida de apoderarse de la de los demás, perversa, maligna, violenta, fascista, empecinada en perseguir y esclavizar a Cataluña a lo largo de la historia. Como si fuera una maldición. Ahora ya no son 300, han aumentado la apuesta hasta 600 años de dominación y esclavitud del pobre pueblo catalán, trabajador, industrioso, productivo, democrático, creativo, pacífico, moderno, miserablemente explotado y dominado por los españoles.

Odio y racismo cultural

El esperpento es tan obsceno que no se deja ni rebatir, no hay por dónde empezar, es una cloaca de odio y racismo cultural, incluso de racismo biológico. El supremacismo que supura es tan evidente y directo que no provoca indignación intelectual (ya digo, no hay nada que rebatir, es puro veneno), pero el pavor que provoca imaginándonos el daño inmenso que puede hacer en mentes de niños y adolescentes atrapados en las emociones independentistas de estos días, da vértigo.

Delito de odio

Sin referentes históricos neutrales en su formación, con la predisposición a aceptar cuanto corrobore el relato histórico victimista que están vertiendo las veinticuatro horas TV3, sus maestros y la atmósfera callejera, plena de esteladas y lamentos, amenaza por convertir sus vivencias en puro odio a España y a todo lo español. Delito de odio.

Se atribuye a Gandhi la irreductible voluntad del ser humano por defender su autonomía y libertad en una frase lapidaria: Podrán reducirme, torturarme, encarcelarme, incluso, acabar con mi cuerpo, pero nunca conseguirán encarcelar mi mente.

Los pederastas de almas

Pues bien, estos pederastas de almas, quieren cercenar ese impulso vital por la libertad, apoderándose de la mente de nuestros hijos.

PD: Es imprescindible visionar este vídeo. No hace falta que sepa historia, no tendrá duda alguna quiénes son las víctimas y quienes los verdugos.

Y puestos, linkemos también otro vídeo, este sí, con nombres y apellidos, dónde la voz de Albert Pla se lamenta de la patria perdida de su infancia. Escúchenla también. Por contraste.

Por Antonio Robles, portavoz de dCIDE