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Están en plan cerril

Me pareció bochornoso. Parece que competían en bravuconadas, en diabólicas mentiras. Era el referéndum de pega, de corta y pega al policía. (Los mossos se desperezaban en escuadra y cartabón). Los jerifaltes de la Generalidad -dígase en español si nos dirigimos a los españoles en general- seguían bramando en arameo aupados por bandas subversivas llegadas de la más baja estofa europea. ¿Las que anhela Cataluña para su independencia? A lo que se ve, y me apena.

Daba la sensación -para los que no conozcan aquella para mí muy querida tierra- de que los moradores catalanes habían vivido hasta ayer en la indigencia. Que su industria textil se reducía a harapos. Que sus jugadores de fútbol no eran de verdad sino de futbolín. Que la SEAT era para la clase media y ellos, ya en los setenta, eran los superiores con torre (chalé, para entendernos) y puta o querida, signos externos excluyentes e incluidos para el relumbrón del estatus social. Y así hasta llenarnos de butifarra y pan con tomaca, qué bueno que está.

A estos ricos de verdad, muchos de pacotilla, habría que decirles que el resto de España -y parte del extranjero- aportaron sus dineros en su expansión y en su poderío comercial e industrial. ¿Sería bueno -un suponer- que me devolvieran en dinero mis años en la Costa Brava y en Baqueira/Beret?

– Sería cosa de un memo.
– ¿Y devolverme a mis amigos de Dios?, pregunto yo.

Estos energúmenos, con sus locos cacharros, montaron esta farsa para darse a conocer ante el respetable. Ante el guiri de chancletas y borrachera con coma etílico. Y si irresponsables se han venido comportando mis colegas patrios, qué no decir de los medios foráneos, que reproducen casi al pie de la letra las informaciones hispanas, encabezadas por ese trostkista llamado Roure.

Por si fuera poco, toda la hojarasca política de la oposición sigue con su solución-milagro:

– Diálogo, diálogo, diálogo…
– Diálogo, ¿sobre qué?
– Sobre nada.

La cohorte de paniaguados parlamentarios critica pero no aporta soluciones. Aquí todos, toditos, todos, tratan de descomponer España, mucho más de lo que está. Y qué no decir de Pedrito Sánchez que cuando habla la caga. Es un peligro. Tiene remedios antes de que surjan los problemas. Son como Seguritas Direct, y perdón por la cuña publicitaria, que detectan al ladrón antes de entrar a robar.
Sin dilación, art. 155. Y jueces con toga y sin barretina. Y si es preciso, el Ejército, que está en la Constitución. El Estado ha ido de culo en estos últimos 40 años mientras los independentistas se han puesto como Quico el emperador, Pujol.

Por Santiago López Castillo