Inicio Opinión ‘Fin de curso’, por Jordi Évole

‘Fin de curso’, por Jordi Évole

Solo hay que ver donde están los principales actores del curso 2017-18 para darse cuenta que este ha sido el año académico más convulso de nuestra vida. Repasar la situación de cada uno de los protagonistas, solo nueve meses después, da una idea de la dimensión del tsunami. Tenemos a un ‘expresident’ en el exilio, a un ‘vicepresident’ en la cárcel, a un presidente como registrador de la propiedad en Santa Pola y a una vicepresidenta compitiendo en unas primarias sin ser la favorita. Ah, y a un líder de la oposición, a los que todos ningunearon, presidiendo un país con una determinación sorprendente. Si alguien despertase de un coma, no entendería nada.

El epicentro del tsunami hay que ubicarlo entre septiembre-octubre del 2017. Sin esos acontecimientos nada de lo que hemos visto habría ocurrido, incluida la moción de censura a Rajoy, que tuvo su origen en la sentencia de la Gürtel, pero que sin la actuación de su Gobierno en Catalunya no habría obtenido el quorum que logró.

Entretodos

El resultado de tanta tensión política (y de tanta mediocridad) se puede resumir en un ejemplo, igual menor, pero para mí significativo: las instituciones de este país tienen ahora dificultades para organizar la ceremonia de inauguración de unos Juegos del Mediterráneo, cuando hace 25 años hicieron la mejor de unos Juegos Olímpicos.

Está claro que algo se ha roto internamente en Catalunya. No sé la dimensión de la rotura, pero a veces pienso que todo esto nos ha hecho peores personas: vivimos en un lugar con demasiados rencores, demasiadas cuentas pendientes, demasiados reproches, demasiados silencios, demasiados linchamientos, un lugar donde  mirarnos de reojo se ha convertido en una práctica demasiado habitual.

No creo volvamos a ser «un sol poble», porque en realidad creo que nunca lo fuimos, aunque a la élite del denominado oasis catalán le interesó vender esa idea. Creo que no existe país que sea «un sol poble». Ni Catalunya, ni España, ni Francia… Cada vez desconfío más de los políticos que me hablan en nombre del ‘pueblo’, porque en realidad hablan de y para ‘su pueblo’. Pero eso no debe impedir que lleguemos a consensos, para mejorar la vida de todos, aunque sea para arreglar el tema de Rodalies bastante antes que el de la autodeterminación.

Esperanza

Me voy de vacaciones con esperanza. No me llames iluso porque tenga una ilusión. En el tablero político hay partida nueva.  Se han vuelto a repartir las cartas, aunque parece que algunos no se hayan enterado y siguen con los mismos vicios. Ya nadie puede ir de farol. Ya se ha hecho demasiado daño, aunque cueste reconocerlo, porque la emotividad combinada con la brutal represión tapan el engaño a la que fue sometida tantísima gente que fio su ilusión a unos políticos que no les contaron la verdad. Ha empezado otra fase. Y teniendo en cuenta de donde venimos, es muy difícil que nos vaya peor. Ese es el principal aval de la nueva época. Feliz verano para todos.