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Una mezcla de ignorancia, manipulación y odio

Antonio Robles junto al catedrático Francesc de Carreras

El jueves, 20 de julio, asistí al pleno municipal de Castelldefels donde el equipo de gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa del PSC, María Miranda, había promovido una moción de rechazo a los padres del CEIP Josep Guinovart que habían presentado un recurso ante los Tribunales de Justicia para pedir que sus hijos pudieran estudiar también en su lengua materna. Como quiera que la Justicia les ha dado la razón y concedido un 25% de clases en castellano, los padres habrán logrado que sus hijos puedan recibir 6 horas en español de las 25 horas semanales, 16 horas en catalán y 3 en inglés. Sin embargo, nuestros representantes en el Ayuntamiento, ERC, Movem Castelldefels, PSC, Castelldefels Sí Pot y PDeCAT, conchabados con la directora y la jefa de estudios del centro Josep Guinovart, les parece un abuso para su modelo de escuela catalana y por ello lo han llevado a pleno para rechazar la sentencia de los Tribunales, y el atrevimiento de los padres.

El equipo de Gobierno Municipal sostenido por PSC, Podemos e independentistas instan a desobedecer el auto de los tribunales por ir contra la escuela catalana

Si no fuera esperpéntico, si no fuera generalizado, si no fuera porque la propia alcaldesa socialista del PSC estuviera en el ajo, tener la cara dura de acusar a los padres y a los representantes del grupo municipal de PP y Cs de querer acabar con el catalán cuando lo único que los padres defienden es el derecho a un mísero 25% de clases en castellano, tener la cara dura, repito, de acusar a los padres de querer acabar con el catalán, es de miserables. Cuando en realidad, toda su oposición a ese auto del TSJC, está presidido por convertir la escuela y la calle en monolingüe, dónde la limpieza lingüística del castellano sea total. No se cuidaron de ocultarlo en sus intervenciones, en sus camisetas con el lema: “Per un país de tots, l’escola en català”. Así iban ataviados algunos de los concejales y cuantos hooligans de la ANC y Som Escola asistieron al pleno. Sin cortarse nada, con la seguridad de saberse impunes, gritaban a los padres concentrados ante el Ayuntamiento: Català a l’escola i al carrer! Català a l’escola i al carrer! Ya no se conforman con la escuela, ahora quieren que en la calle tampoco se oiga español. Son el Ku Klux Klan de la revolución de las sonrisas, pero ni siquiera se dan cuenta. Tan encarcelados están en su delirio supremacista.

El PSC contra una placa a Miguel Ángel Blanco

Pero antes de que llegara esta moción, hubo un aperitivo muy amargo. PP y Cs habían presentado otra moción con la pretensión de darle el nombre de una plaza a Miguel Ángel Blanco. Fue rechazada por el equipo de gobierno municipal. El espectáculo fue bochornoso. La alcaldesa socialista, María Miranda, no tuvo ni siquiera el recato de mirar para otro lado, encima quiso justificarlo, dar argumentos, disolver aquel cruel asesinato en disculpas de mal pagador. Incluso tuvo la desfachatez de argumentar que también había otras víctimas como las de Hipercor o Ernest LLuch y no por eso se le dedicaban calles ¡Bendita ella! ¿No sabe que las víctimas de Hipercor ya tienen su monumento en Barcelona, y Ernesch Lluch varias calles por toda Cataluña? Y lo peor, las mofas, las risotadas, el desprecio, los gritos de jauría de los asistentes de la ANC y Som Escola que había en la sala. Eran especialmente crueles, desmedidos, innecesarios, que sobrepasaban el respeto que todo ser humano, incluso el adversario, merece.

Y siguió el pleno como si la vida y la muerte fueran una moneda de cambio más de esta política basura que anida por todas partes. Porque no olviden, que si la socialista María Miranda no tragase con toda esa inmundicia, no sería alcaldesa. Esa es la cuestión. ¿En manos de quién dejamos la administración de nuestra sociedad con esas tragaderas? ¿Si nos vende a esa roña moral por ser una simple alcaldesa, qué no hará por lograr mayores cuotas de poder?

La mezcla de manipulación, ignorancia y odio

Mientras, en la calle, ante el Ayuntamiento, manifestaban su rechazo a la cacicada municipal, padres y conciudadanos convocados por la “Assemblea Per l’Escola Bilingüe”, a la que se sumaron dCIDE, SCC, ACP, PA y los grupos municipales de PP y Cs.

Y llegamos a la moción dónde la institución municipal, que se debe a todos sus vecinos, tuvo el mal gusto de entrometerse, mal meter, rompiendo su neutralidad institucional contra el derecho de unos padres a defender los derechos civiles de sus hijos.

La exposición de motivo fue una mezcla de ignorancia, manipulación y odio. Hacía tiempo que no bajaba a una cloaca moral que estuviera adornada de maderas nobles y óleos preciosistas. Y saliera de ella como si no hubiera pasado nada. En Cataluña nos hemos acostumbrado al hedor; tantos años de hegemonía moral del supremacismo catalanista ha dejado campar a canallas con mirada degollada y piel de cordero, ha anestesiado a muchos, y desactivado al resto. ¿Cómo se puede acusar a los padres y a los grupos municipales del PP y Cs de pretender acabar con el catalán para ocultar lo que, en realidad, están haciendo ellos: robar los derechos civiles a la mitad de los niños de Cataluña? Ya no es cuestión de inteligencia, sino de coraje. Contra eso se ha de levantar cualquiera que tenga una mínima dignidad.

¿Cómo se puede decir que la inmersión ha sido abalada por el Tribunal Constitucional? Nunca lo ha sido, al contrario, la ha desautorizado. En la sentencia 337/1994 del TC se establece la conjunción lingüística o bilingüismo integral determinando que ni el catalán ni el castellano pueden ser lenguas excluyentes ni exclusivas en el sistema educativo. Y la sentencia de 2010 sobre el Estatuto de Cataluña, lo corrobora. Sin embargo, todos los grupos repitieron el mantra que a su vez los medios de comunicación multiplicarán por mil. Es un recurso repetido por sistema: Sale una sentencia lingüística que no les conviene, y los medios del Régimen le dan la vuelta como un calcetín. En realidad, crean una nueva sentencia, que, al multiplicar su contenido interesado, suplanta a la sentencia judicial real. Con ese material adulterado trabajan sus políticos, y de ellos se nutren los ciudadanos a través de los medios.

Esta es la historia de las sentencias que nunca se cumplen, esta es la historia de los apoyos de organismo internacionales que supuestamente dan a la inmersión, pero que nunca existieron o cambiaron su sentido; esta es la historia de los estudios que nunca se hicieron y de las encuestan que nunca se dieron para avalarla como un modelo de éxito, donde todos los padres están supuestamente encantados, aunque nunca se les haya preguntado ni permitido disponer de una casilla a la hora de rellenar la instancia de matriculación donde pudieran elegir la opción lingüística. Esta es la historia de las descalificaciones a padres que hayan osado pedir para sus hijos estudiar también en castellano. La historia no ha empezado en este colegio, viene desde los primeros ochenta, y sobre todo de los padres organizados a principios de los noventa alrededor de las madres de Salou (CADECA), y la Asociación por la Tolerancia. Este es el mayor éxito de los nacionalistas, borrar de la historia la Historia de la Resistencia a sus exclusiones, romper el hilo de unión entre ellos, como si fuera una anécdota de cuatro fachas, enemigos del catalán o españoles irredentos. ¡Cuánto trabajo de emancipación falta para devolver a esta sociedad de manipuladores y supremacistas la decencia de la verdad!

Desprecio a la Justicia

Pero lo peor, lo más inadmisible fue la descalificación, el menosprecio a los Tribunales de Justicia. Un ataque a la separación de poderes inadmisible que la alcaldesa no hizo el menor gesto de neutralizar. Fue generalizado, pero quien más y con mayor énfasis despreciativo censuró a los Tribunales de Justicia por haber sentenciado a favor de los padres recurrentes, fue la representante de Movem Castelldefels, Nathalie Langer, quien una y otra vez desautorizaba jurídicamente a los jueces, como si fueran vulgares enemigos de la educación y del catalán: ¿Quién es un Juez, se preguntaba, para entrometerse en la educación de nuestros hijos?, ¿Qué conocimientos tiene un juez de educación para atreverse a contradecir a nuestros maestros y profesores, al equipo pedagógico del centro? Para nada había servido la intervención de Ana Losada, presidenta de la Associació Per Una Escola Bilingüe, sosegada, humana, racional, y respetuosa.

La representante de la paz que destilaba supremacismo y odio, Nathali Langer, se atrevió incluso a cuestionar el derecho de la madre a defender lo que conviene a sus hijos para otorgarlo a los maestros de la escola catalana en nombre del conocimiento. Era una descarada apuesta para entregar a nuestros hijos a los maestros catalanistas, el verdadero ejército de Cataluña. No todos todavía, afortunadamente, pero en ello están.

Nathalie Langer
Nathali Langer, se atrevió incluso a cuestionar el derecho de la madre a defender lo que conviene a sus hijos para otorgarlo a los maestros de la escola catalana en nombre del conocimiento

La ignorancia de la concejala, el desprecio que destilaba y las constantes mofas, gritos y desprecios de los asistentes al pleno de la ANC y Som Escola me obligaron a levantarme de mi asiento y recriminarle: “¿Y el respeto a la separación de poderes donde la deja?”, dos, tres veces, le espeté con rabia, en medio de las descalificaciones de la jauría que había tras de mí y los concejales supremacistas. Y dirigiéndome a la alcaldesa le espeté, “¿no va a decir nada contra este desprecio a la separación de poderes? ¿Naaada?” Sí, claro que dijo algo ante mi provocación: “Si no se sienta y se calla me veré obligada a echarle de la sala”.

Me senté, no quería que mi expulsión desdibujara la denuncia de los padres que habían luchado por sus hijos y que allí, en ese momento, se les estaba privando de sus derechos civiles por la institución que debería velar por ellos.

Era un sarcasmo mendigar un 25% ante aquella gente. Los derechos no se negocian, se ejercen, se conquistan. ¿Por qué un padre nacionalista tiene derecho a escoger la lengua de sus hijos, y una madre hispanohablante, no? ¿Volvemos a la sumisión ante el señorito? ¿Qué cuento se ha tragado la sociedad adulta en la que vivimos para aceptar tal sumisión?

Cuando salimos, la concentración que había logrado juntar a más de 200 personas a las puertas del Ayuntamiento ya se había desdibujado en la noche veraniega de esa maravillosa localidad de la costa mediterránea. Terrazas, mesas y cerveza fría. La vida continuaba, pero los huevos de la serpiente hace tiempo han madurado bajo el calor de camisas pardas fuera del alcance de sus creadores. Ayer vi una ignorancia insoportable en los concejales, manipulación institucionalizada y un odio a flor de piel de esos que hablan de cohesión social… y supuran, exigen sumisión.

PD: A los padres de Castelldefels, con admiración su coraje:

Lo peor que les puede pasar a unos padres, es que le roben el corazón de sus hijos y envenenen su mente. No lo permitáis nunca.

Por Antonio Robles. Portavoz de dCIDE