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Jugando a los chinos en Madridtown

Felicidades, madrileños: ya es Año Nuevo en Chinatown. Y es que esta chusma podemita que ha okupado el Ayuntamiento ha conseguido hacer de Madrid una continua fiesta, hasta el punto de que celebramos los años nuevos a pares, y apenas hemos salido del Año Nuevo cristiano cuando ya entramos en el chino, que, según su calendario, hace el 4715 -estos tíos van adelantados que es una barbaridad-, el cual, según su típica fauna astrológica -tan adorada por los progres de la Nueva Era-, es el año del Gallo Rojo de Fuego. Mira por dónde, ya tenemos ahí el color rojo, mal asunto, así que Dios nos coja confesados -en cuanto a lo del Gallo, no quiero señalar a nadie-.

Igual que el año pasado, ya tenemos en las principales arterias de Madrid la cartelería en la que se nos felicita tan magno acontecimiento. Que yo sepa, a mí la tropa de la Carmena no me felicitó las Navidades cristianas, ni siquiera el Año Nuevo, y ahora resulta que van a tener un mes los cartelitos de marras en las farolas madrileñas. Luego vendrá la Semana Santa, y seguiré esperando que pongan carteles de la Macarena y del Gran Poder para felicitarme la Pascua. Al menos, podrían poner alguno de Jesús «el Pobre», que es como más «gente». Tampoco espero que la caterva radical me felicite por San Isidro, y eso que este santo sí que era «gente» de la buena.

Pero estamos en Carmenatown, por lo cual es posible que incluso se otorgue a las huestes chinas el privilegio de rodar por la Gran Vía, para que paseen por allí sus dragones multicolores. Aunque cualquier día de estos un Wanda de esos compra la Gran Vía, y la convierte en un gigantesco Hiperasia. Vete a saber. Aunque eso sería mejor que transmutarla en un barrio chino al uso, digo yo.

Multikulturalismo se llama eso, una de las joyas de la corona podemita, si es que puede decirse esto de la jauría antimonárquica. Y, para que no decaiga la cosa, vendrá luego el Gaymadrid, con sus pintorescas cabalgatas y su cartelería artística faroleando la capital. De postre, nos espera el «Feliz Ramadán» con que la izquierda felicitará a la musulmanía. Todavía no tenemos fiestas de pachamamas y calaveras mexicanas, pero todo llegará. Tiempo al tiempo.

Así que «chinos welcome». Aunque, bien pensado, si merecen ser felicitados, pues no me digan que no tiene mérito haberse quedado con la mitad del comercio madrileño. Y con el Atlético de Madrid, para más inri.

Triste destino de mi Madrid, a quien le tocó la china con Carmena, la abuelita roja obsesionada con bicicletas y colillas, con refugiados y dragones. Y es que estos radikales deciden sus acciones de gobierno (¡?) en el Ayuntamiento con una metodología muy sencilla: jugándoselas a los chinos.