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La suerte del PSOE

Ha escrito José Borrell un libro, de próxima aparición, titulado «Los Idus de octubre», en el que cuenta la defenestración de Pedro Sánchez hace siete meses, y defiende al anterior secretario general con el que ha colaborado en la redacción de un programa escorado a la izquierda tocante con Podemos.

El exministro reparte las culpas de la actual situación del PSOE y ajusta las cuentas con los porcentajes de voto. Sostiene Borrell que Sánchez fue expulsado después de haber mejorado los resultados electorales socialistas. Obtuvo 5 escaños menos en junio que en diciembre, pero cosechó más votos.

El exministro estudia y analiza la evolución de los números socialistas en toda España señalando las generales de 2011 como el momento del verdadero hundimiento, y no después, y por supuesto atacando a Susana Díaz por obtener el peor resultado del PSOE en Andalucía en unas autonómicas, el 35 por ciento, sin que nadie le haya pedido responsabilidades.

Sin duda el ejemplo de Borrell es significativo porque ilustra que el día que cayó Sánchez no se borra y el tiempo transcurrido desde entonces no ha hecho más que afianzar las posiciones de unos y de otros muy lejos de cualquier reconciliación. Aunque prefieren no admitirlo, el resultado de los socialistas en Francia lo van a mirar como a las barbas del vecino antes de remojar las propias.

La campaña de las primarias se hace larga y salvo por la mano que echa el PP abriéndose en canal con la corrupción, sólo tiene realce cuando Sánchez se apunta al Cataluña es una nación y parte un poco más a su partido.

Hasta el 21 de mayo no sabremos lo que dura el actual PSOE y también la legislatura. El PSOE se abstuvo en la investidura de Rajoy a cambio de oxígeno. Nunca sabremos si al revés hubiera sido igual.

Unas terceras elecciones habrían dejado al socialismo español tercero y deshecho como en Francia. Si el PSOE no se destruye mucho más a lo mejor tiene hasta suerte. Tal vez la acabe encontrando si el PP sigue esperando a que el tiempo resuelva sus problemas con la corrupción.

Otra vez estamos en el esperar a que escampe. La cuestión es si entre los candidatos a la secretaría general del PSOE hay el suficiente talento político como para darse cuenta de la oportunidad que vuelve a brindar el PP. Hacer de la decepción un hábito solo trae derrotas y resucita al de enfrente. Ya depende de quién se sube al autobús de la Guardia Civil camino del calabozo para encontrar el momento.