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Llueve porque te duele

Un viernes pasado el hombre del tiempo dijo: Se estropeará el tiempo el domingo a las 12. Y a las 12, como en cuento de Garcia Marquez, se cerró el cielo, empezó a llover y se estropeó.

Este fin de semana acabará despejando y volverá a salir el sol. Cuando la vida te deja cicatrices en el cuerpo, el clima es un elemento fundamental de la vida. Mucho más que el telediario, que es un puré de actualidad e intereses a veces dif’icil de tragar.

La vida te deja cicatrices, te rompe un hueso, te pilla un nervio u otra lesión y de un día para otro llueve porque te duele.

Llueve porque nos duelen las articulaciones de España, que no nos dejan caminar con la ligereza y la riqueza de nuestra diversidad a cuestas sino con el peso de su historia, subidos en autobuses que no van a ninguna parte, con todo el mundo poniendo palos en las ruedas y sin líderes capaces de decir, como Macron, señores, se necesita una mayoría y el camino es por aquí. O el propio ex primer Ministro francés hasta hace cuatro días, Manuel Valls, que declara «el partido socialista que yo conocí está muerto» y se tira, con dos bemoles, sin paracaídas.

Llueve, aunque poco para lo que tendría que llover. España es pura queja, denuncia, puñalada, moción de basura, petición de dimisión, fiscales mezclados con la política. permanente reclamación. Un sitio donde un fanático y un zombi de la política que ha destrozado el partido socialista, un sinsustancia, conciertan repetir una moción de basura para que el segundo vuelva a ella mientras el Presidente calla como un ahogado en lugar de encabezar la regeneración.

«Patria», el libro de moda de Fernando Aramburu sobre el silencio vasco, eso es lo que no hay. Patria constitucional. Como si esto no fuera la tierra de nuestros padres y la tierra de nuestros hijos. Como si esto fuera, «el país de los callados».

Tendrá que seguir lloviendo y tendrá que seguir doliéndonos. Pero en algún momento, tendremos que reparar en que sólo con la corrección de este reino de taifas y un hombre de nuestro tiempo tipo Macron, podremos juntar nuestros dolores y hacer algo con nuestro dolor.

VICTOR ENTRIALGO DE CASTRO