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Los medios compran el mensaje de Podemos sobre el atentado: taparse los ojos y decir que la culpa es nuestra

No es ninguna «contradicción» como creen algunos que Podemos quiera estar solo de ‘observador’ en el Pacto Antiterrorista. Por el contrario, va en sintonía con la visión que tiene la fauna antisistema (lo que Hermann Tertsch llama ‘triple alianza’: separatistas, islamistas y comunistas) del zarpazo del terrorismo islamista: no es ni terrorismo, ni es islamista.

Lo cual lleva a preguntarse a qué es exactamente a lo que no le tenemos miedo.  Porque para tipos como Alberto Garzón lo que veíamos en la Rambla era un «atropello», no un atentado. De atentado, nada. Más que una cuestión semántica, es cuestión de lógica. Perversa, pero muy lógica en el modo de actuar de aquellos a los que le gustaría ver a España reducida a cenizas.

Escuchando a la tercera fuerza política del Parlamento uno se pregunta: ¿alguien le sorprende a estas alturas que el imán de Ripoll no haya sido expulsado amparado por la justicia, coordinando una célula de doce terroristas y recolectando decenas de bombas de butano para provocar una matanza masiva?

¿Adivinen quién fue el abogado del marroquí Mohammed Mrabet, gerente de la mezquita de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) que contribuyó a radicalizar al imán y cerebro del atentado Abdelbaki es Satty? Jaume Asens, tercer teniente de alcalde de Barcelona, patrono de okupas y manteros y bestia negra de la Guardia Urbana. Sin comentarios. —Un asesor de Ada Colau también defiende a Otegi: «Es un disparate jurídico, ¡hipócritas!»

¿Adivinen quién se encargó de la defensa de los 11 terroristas que intentaron atentar en el Metro de Barcelona en 2008? El diputado antisistema de las CUP, Benet Salellas, que describió entonces el trabajo de la fuerzas de seguridad y de la Justicia como un ejemplo de islamofobia.

Algunos recordarán lo que dijo Pablo Iglesias ante los atentados de Niza en julio de 2016, que causó más de 80 muertos: «Lo fundamental es no conceder estatus de beligerancia a los terroristas, son delincuentes. Esto no es ninguna guerra, esto es delincuencia». La misma tesis fue abonada por el militar Julio Rodríguez (ex JEMAD), ese que defiende con una flor en la boca que las bombas de la izquierda son de auxilio.

El episodio del eurodiputado podemita Miguel Urbán diciendo que los terroristas se inmolaban porque no tenían otra salida también tenía una carga simbólica dramática: la culpa es nuestra, de la opulenta Unión Europea, de la sociedad occidental capitalista no fue capaz de integrar satisfactoriamente al tipo y por lo tanto debe asumir su cuota de responsabilidad. —Jon Juaristi arremete contra Pablo Iglesias y compañía: «Dicen los mastuerzos que no pueden afirmar que lo de Niza sea terrorismo»

Así debe entenderse el «rechazo frontal a todas las formas de terrorismo fascista fruto de las lógicas internacionales del capitalismo» que hace la CUP, para quien el mayor culpable de lo sucedido es el Rey de España. Se trata de encajar las piezas del puzzle de modo que los culpables siempre sean los mismos.

Lo único que los une es «la cuchillada a la España constitucional» como dice Tertsch. La triple alianza con el propio Pablo Iglesias poniéndose de ejemplo como receptor de fondos tanto de los ayatollahs como del comunismo chavista. Al fin yal cabo, la política es cabalgar contradicciones.

Y más grave aún ha sido la cuestión de su armada mediática, que dio la vergonzosa orden de taparse los ojos ante lo que estaba ocurriendo. Nada de imágenes, nada de vídeos, gatitos por favor, que somos muy sensibles.

Por haber, hasta hubo un diario (y no de izquierdas) que nos avisó solemnemente minutos después del atentado de que no iban a dar imágenes ni videos, para no herir sensibilidades. Lo mismo que ocurrió en París ocultando lo que pasó en Bataclán. Porque era muy fuerte contarlo… El resultado fue un caos informativo donde durante horas nadie entendió lo que estaba pasando porque los periodistas habían renunciado a hacer su trabajo.