Inicio Opinión Planeta Torra, por Enric Hernàndez

Planeta Torra, por Enric Hernàndez

El plantón del Govern al Premio Planeta, el más popular y económicamente mejor dotado de la literatura española, evidencia las dificultades para suturar las heridas del 1-O. La retórica independentista del agravio se sigue imponiendo a la imprescindible reconciliación social. 

El lunes, ni el ‘president’ Quim Torra ni la ‘consellera’ de Cultura, Laura Borràs, hallaron un hueco en sus agendas para asistir al mayor acontecimiento cultural que se celebra cada año en Barcelona, organizado por el séptimo ‘hólding’ editorial del mundo y el primero de la esfera hispanoamericana. El emporio de la familia Lara factura 3.000 millones de euros al año –el 18% de la cuota de mercado– y suma 60 sellos editoriales, incluidos los 13 del histórico Grup 62.

En el trasfondo de este desaire late una inconfesa voluntad de escarmiento por la decisión de Planeta, recientemente ratificada, de trasladar su sede social a Madrid, que se formalizó a los pocos días del referéndum unilateral del 1-O. Una ‘vendetta’ contra el mismo grupo editorial al que el nacionalismo ha recurrido para rescatar empresas ‘nostradas’ en apuros, como el citado Grup 62 o el diario ‘Avui’.  

Resulta llamativo que el mismo Govern que minimiza las mudanzas corporativas de hace un año, reduciéndolas a una cuestión meramente registral y aduciendo que las instalaciones y los trabajadores han permanecido en Catalunya, no tenga en cuenta este último argumento a la hora de tomarse la revancha. Actitud pueril y a la vez contradictoria, pues la Generalitat, atinadamente, sigue suscribiendo jugosos convenios con otras entidades que siguieron idéntico camino. 

EL CASTELLANO COMO ACTIVO

La edición en lengua castellana es uno de los motores económicos del país y foco de proyección exterior que abre Barcelona al mundo. Solo desde una visión miope e introspectiva cabe dar la espalda a la literatura española, cuyo universo de lectores, 500 millones, abarca también a los catalanes, el 50% de los cuales tienen el castellano como su lengua habitual. Difícilmente una Catalunya independiente podría prescindir de ese activo. Ni siquiera en el planeta Torra.