Inicio Opinión Presos y ficción, por Emma Riverola

Presos y ficción, por Emma Riverola

La violencia podía haber existido, pero no existió. La DUI podía haberse implementado, pero solo se proclamó. Los líderes políticos independentistas podían haberse aferrado a sus cargos, pero los cedieron al Gobierno del Estado. ¿Qué juzgamos, las palabras o los hechos? ¿Las bravatas o los acontecimientos? La respuesta es más compleja de lo que parece. Porque es obvio que las palabras no son inofensivas y porque resulta muy difícil desligar lo ocurrido el otoño pasado de las emociones que a unos y otros provocó. Incertidumbre. Y, especialmente, miedo.

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A la vía puigdemontista del independentismo le cuesta apearse del mundo de ficción. Siguen creyéndose Catalunya, hablando en boca de todos, negándose a hacer autocrítica, levantando castillos en el aire que provocan más desconcierto que entusiasmo, afirmando que sus anhelos son los únicos justos y democráticos, y aferrándose a ese mandato del 1-O que no existe, ni puede existir, si queremos ceñirnos a los hechos. Por otro lado, la fiscalía parece actuar movida por la revancha y para evitar futuras tentaciones secesionistas. Unos y otros alimentan la ficción. Y tan cierto es que en Catalunya no hubo un golpe de Estado como que se incumplió la ley y se hizo ostentación de la desobediencia.

Desafiar, amenazar y exaltar los ánimos solo da protagonismo a quien lo promueve. Pero los presos (y la convivencia en Catalunya) necesitan que se hinquen los pies en la realidad.