Inicio Opinión Sant Jordi: manual de uso, por Núria Iceta

Sant Jordi: manual de uso, por Núria Iceta

Empiezo este artículo consciente de que estoy entrando en un jardín. Si te dedicas a la cosa libresca, como es mi caso, tendrás mil opciones de cosas que hacer cada año, mil libros para publicar o no, mil libros para leer o no…. pero lo que seguro que no podrás esquivar es el fenómeno ‘santjordi’. Y el fenómeno ‘santjordi’ son muchas cosas a la vez: el libro, la literatura, la rosa, la fiesta, la calle, el negocio, y otras que me dejo. La magnitud del fenómeno ‘santjordi’ es tal que inevitablemente abre la puerta a todo tipo de polémicas más allá de la asunción generalizada de que es una fiesta fantástica.

Ya hace días que suena el runrún del ‘comosepresentasantjordi’ y empiezan las preguntas sobre cuál será el superventas de este año y sé que tengo que tener una respuesta que me satisfaga y que tenga posibilidades de entrar en el top 10 (sí, aquella lista que los medios tienen prisa para dar ya a la hora de comer).

Pero no quiero tener esta respuesta, porque los que defendemos la bibliodiversidad lo hacemos con los datos que el mismo Gremi de Llibreters proporciona cada año. No está de más recordar que de los cerca de 22 millones de euros que generó el ‘santjordi’ del año pasado, entre más de 52.500 títulos diferentes, los que aparecen en el top 10 que todo el mundo arde por saber representan poco más del 6% del total.

Para qué sirve leer

La otra pregunta (léase jardín) que podemos hacernos y me hacen es por qué tenemos que leer tal o cual cosa y descartar sin dudar tal otra. Tras este planteamiento está la pregunta subyacente sobre para qué sirve leer.

Tengo compañeros (sobre todo los que trabajan en literatura infantil y juvenil) que defienden que leer no debe ‘servir’ para nada. Y tienen toda la razón si lo que buscamos es una utilidad práctica, una receta para comer verduritas, acostarse pronto o cómo dejar los pañales. Esto no tiene nada que ver con el fomento de la lectura, el intelecto o el placer de leer, aunque tampoco hace ningún daño, claro. Así pues, ¿para qué sirve?

Leer es un acto consciente. No necesariamente intelectualizado, pero sí defiendo que sea consciente. Da igual si se trata de un tebeo o de las obras completas de Dostoievski. Nuestro tiempo es limitado y vale la pena saber a qué lo dedicamos. Leed lo que os dé la gana, no os sintáis culpables, pero escoged el qué. No os sentáis tampoco culpables si solo compráis un libro al año y o si no lo acabáis leyendo, no se trata de exhibir una superioridad moral pero sí me siento con la obligación de defender la lectura y la buena literatura por todo lo que me parece que os podrías perder.

Una nueva dimensión

Ante un buen libro la sensación de descubrimiento es fantástica. Como abrir de golpe una ventana y que se activen vista, oído y olfato. Es entrar en una nueva dimensión. Abrir la puerta de un lugar del que desconoces el tamaño o el destino, que te permite intuir un nuevo mundo sin que te lo sirvan masticado o te tomen por tonto. Debe sugerir más que sentenciar, debe abrir más interrogantes que cerrarlos.

Leer estructura ideas, ayuda a comprender otras realidades y ofrece claves de lectura de las propias. ¡Y es tan divertido, emocionante y enriquecedor! Lo dice muy bien el escritor angoleño José Eduardo Agualusa: «Al entrar en la piel de diferentes narradores, al sentirse parte de otras vidas, el lector se va comprendiendo a sí mismo también como parte de la humanidad restante. […] La literatura desarrolla nuestro músculo de la empatía». Yo no me atrevería a decir que nos vuelve «mejores personas”, como dice él, pero sí más abiertos, curiosos, inquietos y conscientes. «‘Hauríem de voler-ho tot, només una mica'» [Deberíamos quererlo todo, solo un poco], dice la poeta Núria Martínez-Vernis. ¡Sí!

Entretodos

Este ‘santjordi’ tiene un plus de intensidad, no puedo hacer «como si no pasara nada». El momento es grave y están en riesgo libertades que ya dábamos por descontadas. Tengo un paquete de Correos con un libro devuelto de una cárcel que dice «rehusado». ¡Un libro! «La libertad es una librería», escribió el poeta Joan Margarit.

Ah. Y un ruego final: ‘santjordi’ es tremendamente cansado y maravillosamente reconfortante a la vez. Si pasáis ante una parada o bien os detenéis a curiosear y hojear solo os hago un ruego. Miradnos a los ojos y deseadnos un buen día.