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¿Son separatistas y odian a España porque son gilipollas o son gilipollas porque son separatistas y odian a España?

(Teldeactualidad)

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AD.- Admito haber renunciado a la imposible tarea de entenderme con los catalanes. No soy capaz de seguir el hilo de sus poco razonables razonamientos. Los catalanes han estado muy sobrevalorados durante años. No entiendo por qué. En pocas regiones de España ha sido tan patente la regresión mental que sufren los españoles tras 40 años de democracia, también llamada la dictadura de los necios. Cataluña está llena de ellos. Actúan como el que sufre una enfermedad terminal y hace planes para los próximos años, ajeno por completo a su desdicha.

Suelen los separatistas recurrir a un puñado de tópicos y banalidades para expresar la mala opinión que tienen del resto de los españoles. Algunos son tan ridículos como aquel concejal de Blanes, oriundo de Granada, que sostuvo que la diferencia entre Cataluña y el resto de España es la misma que la que, según él, existe entre Dinamarca y el Magreb. Se trató de un caso claro del “efecto espejo” que ha caracterizado desde siempre a los nacionalistas catalanes. En psicología se define así a la persona que traslada a otra sus propios errores. Porque hay que estar como un cencerro para utilizar el Magreb, desde Cataluña, como término peyorativo contra España. Pasear hoy por cualquier ciudad importante de Cataluña es lo más parecido a pasear por Tánger o por Casablanca. El panorama no es nada tranquilizador y ya es solo cuestión de tiempo que los magrebíes sean mayoría en una población en la que merma alarmantemente el número de nacimientos autóctonos. Y es que de tanto odiar a España, los separatistas se han olvidado hasta de tener hijos. No es el único rasgo de hombría que ha desaparecido en la región. Hace unos días, un mantero subsahariano agredía salvajemente a un turista estadounidense en presencia de un puñado de acaponados testigos. Sólo sacan el valor para agredir a una niña equipada con la camiseta de la selección española.

Es costumbre en ellos llamar mesetarios al resto de los españoles, en alusión supongo a la meseta castellana. Y lo hacen como si estuvieran en posición de presumir de nada. El agua enlodada les llega al cuello, tienen el índice mayor de delincuencia en las calles, tienen a los manteros campando a sus anchas dada la falta de autoridad, tienen a la alcaldesa más impresentable de Europa, tienen que una de las urbes más admiradas del mundo se ha convertido hoy en una jungla tercermundista, tienen las ciudades más sucias e intransitables de España, tienen a uno de cada tres drogodependientes españoles y una de cada cinco clínicas abortistas de España, tienen una de las tasas de nacimientos autóctonos más baja de Europa, tienen a un puñado de yihadistas que no son capaces de entender la diferencia entre una mujer y una bestia azotable, tienen a la mayor población de frikis, okupas, antisistema y perroflautas por metro cuadrado, tienen a una dirigencia política que se cisca en la mitad de los catalanes que se sienten españoles, tienen una sociedad moralmente enferma, tienen unas expectativas de futuro delirantes, y aún así siguen viendo al enemigo en el resto de España. Me recuerdan al que prefería quedarse ciego con tal de que sus enemigos se quedaran tuertos.

Pronto no habrán barretinas suficientes para camuflar tantas cabezas de avestruces. La oligofrenia de los separatistas catalanes está siendo legendaria. Desprecian al resto de los españoles y acuerdan con Marruecos la enseñanza del árabe y del islam en las escuelas. Dicen que para ganar el futuro. ¿Y qué futuro piensan darle a Cataluña si carecen de valor hasta para defenderse de las agresiones de los manteros?

El reproche podría hacerlo extensivo a los’ intelectuales’ y periodistas catalanes, que no denuncian estas cosas, tal vez porque son instrumentos de una gran trama para la aniquilación de la Cataluña del Mossèn Salvador Nonell, del timbaler del Bruc y del pan tumaca. No son predicciones de agorero sino basadas en la cruda estadística. Por cada niño catalán autóctono que nace lo hacen cinco pertenecientes a familias de otras culturas. En Salt (Gerona) y al menos una veintena de municipios catalanes, el nombre Mohamed es el más frecuente entre los niños de 0 a 8 años. En vez de aliarse con el resto de España para defenderse de los planes globalistas de cara a su sustitución demográfica, los separatistas siguen rebuscando hechos diferenciales y removiendo agravios de ínfima importancia en comparación con el problema que van a tener en pocos años. De hecho ya lo tienen.

Para viajar a un país exótico no hace falta ya trasladarse a Marruecos o Egipto. Le basta a cualquiera con ir a Cataluña. Como es obvio, todo esto también ocurre por culpa de los dirigentes separatistas catalanes y de unas instituciones autonómicas de las que los imbéciles y los hipócritas hablan siempre como si fuesen una cosa seria. ¿Por qué los catalanes cabales no se preguntan qué independencia puede construirse sobre los cimientos de una población que antes de 50 años será mayoritariamente islámica? ¿En qué mundo viven muchos catalanes decentes para dejarse arrastrar por esos majaderos que, ya sin ningún recato, dicen preferir ser moros antes que españoles? ¿Qué clase de nacionalismo es éste que trabaja incansable para la reversión cultural y demográfica de Cataluña; que veta sólo a los que se sienten españoles, los castiga y transforma en delito sus opiniones? ¿Qué tipo de nacionalismo es ése que favorece la teocracia?

Lamento que la realidad me apee del recato al que en otras circunstancias me obligaría la cortesía política, pero Cataluña entera está hecha un asco, un verdadero asco. Y no sé si es peor lo que vemos que lo que está por venir, sobre todo cuando leemos algunas encuestas que vaticinan un nuevo triunfo de la alcaldesa que ha convertido Barcelona en una gran cloaca. No pueden ser tan tontos ni tan sectarios. O sí. A Churchill le bastaba como argumento en contra de la democracia cinco minutos de conversación con el votante medio. Si hubiese conocido a fondo a los separatistas catalanes, le habrían sobrado 300 segundos.

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