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Stanley Payne da la cara

El hispanista estadounidense, de 83 años, da la cara y sale a la palestra con un libro crítico sobre la España actual mientras los llamados «intelectuales» aborígenes se esconden bajo la ceja y, cuando asoman la jeta, siempre conllevan la guerra civil, la rememoración, el odio, ¡premio!

Qué poca autocrítica. Cuánta escasez de conocimientos. Aquí, los borregos -con perdón de los corderos- se dejan llevar del ronzal de la Logse, la Lonce y su puta madre. El caso es no estudiar. También se decía aprender. Ahora -y antes y después de la guerra- la ciencia y la conciencia la lleva un equipo de trabajo multicelular, los chicos con la tabletita de las narices, calentando al maestro cuando no al compañero. Pero a lo que iba: Payne ha vuelto a sacar un volumen sobre la situación actual española en el que critica a la clase política y sólo se salva Rajoy al que le gustaría ver con más energía, y a otros también, añado.

El escritor norteamericano considera que los juicios que se vienen aplicando sobre la guerra civil española son muy inexactos. Que se pudo evitar in extremis la contienda, posiblemente pero la escala comunista obligó a entrar en batalla o, de lo contrario, nuestro país hubiera sido un satélite más de la URSS. A Franco no le llama dictador ni fascista sino general autoritario si no cómo para enderezar una nación en ruinas. Pero la corriente podemita ha implantado las palabras «dictadura» y «franquista», a las que se ha sumado una colega de una emisora de derechas, ora por nobis, que habla del régimen anterior como si lo hubiera conocido y no había nacido la grosa hembra.

En este sentido, sobre la utilización de los hechos vividos u oídos, Stanley Payne afirma que no hay nada que envejezca más rápido que un libro de historia. Y él sabe un rato largo porque tiene escritos no menos que una veintena de España. Pero a usted, a su edad, maestro, le puede entrar por un oído y salir por otro. Nuestro país se está yendo por el sumidero. Y no vendrá a salvarla ni el manco de Lepanto. La nación está fragmentada. Y cuando más independentista eres, mejor, de puta madre.

Los nuevos podemitas, para acabar, no saben las capitales de Europa, ni la tabla de multiplicar, ni los ríos de España.