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Un país de chiste

Hay una viñeta que sale recurrentemente en mis columnas y en la vida política española: la publicó Ramón en la portada de ‘Hermano Lobo’ en agosto de 1975.

Se veía en ella a un preboste franquista hablando al pueblo: «O nosotros o el caos», a lo que el populacho respondía: «El caos, el caos».

«Es igual», replicaba el tribuno: «también somos nosotros».

He contado el chiste en columnas dedicadas a distintos gobiernos. Hoy, su planteamiento sigue valiendo para el PP, que tiene un pilar muy sólido en la amenaza que para sus votantes supone un posible triunfo de Podemos.

Lo que pasa es que ha llegado el tiempo de la paráfrasis. Hoy, en esta hora agónica del bipartidismo, el orador sería un líder emergente, un proclamado regenerador, muy preferentemente Pablo Iglesias Turrión. Y el chiste, adaptado, diría: «O nosotros, o la corrupción».

«La corrupción, la corrupción» clamaría la chusma a grandes voces. Un Pablo tranquilizador, explicaría: «Es igual, también somos nosotros».

No hablo en términos cuantitativos, ojo. Las corruptelas de estos chicos no se pueden comparar en euros a los casos Gürtel o Canal, del PP; a los Ere o Formación del PSOE o a los de la familia Pujol o Convergència en Cataluña. Pero la Fundación CEPS que dio origen a Podemos recibió de Hugo Chávez seis millones de dólares para crear una fuerza bolivariana en España, a la que incluso bautizó con el acrónimo de un partido venezolano (POr la DEMOcracia Social).

Hace un mes, un tribunal rechazó la demanda de Pablo Iglesias contra Ok diario por acusarlo de haber recibido de Maduro 272.000 dólares en un paraíso fiscal y le ha condenado en costas. Su programa La Tuerka ha sido patrocinado por Irán, lo que él justificaba así (Zaragoza 2013):

«A los iranís (sic) les interesa que se difunda en América Latina y España un mensaje de izquierdas para desestabilizar a sus adversarios, ¿lo aprovechamos o no lo aprovechamos?».

Su antiguo socio, Enrique Riobóo, lo acusó de haber cobrado en negro y pagar a los cámaras de su programa salarios de 100 euros mensuales. En negro pagaba también Echeminga Dominga, su secretario de Organización, a su asistente.

Íñigo Errejón organizó una trama con el profesor de la Universidad de Málaga y militante de Podemos, Alberto Montero Soler, que le concedió una beca de 1.800 euros mensuales, dispensándole de las obligaciones contractuales que imponía la misma. Era imposible que Errejón realizara aquel trabajo mientras dirigía la campaña electoral de las europeas 2014. Montero fue compensado con la cabeza de lista de Podemos por Málaga en las generales del 26 de junio.

Monedero recibió 425.150 euros por un presunto trabajo para el que no estaba capacitado y que facturó con una empresa inexistente en la fecha del contrato. La antigua novia de Iglesias, Tania Sánchez y Ramón Espinar, el de las coca-colas a pares, ganaron 50.000 y 30.000 euros respectivamente en la compraventa de sendas V.P.O.

Hay más casos, pero no me queda espacio. Lo cualitativo es que todo eso lo hicieron antes de tocar pelo. ¿Se imaginan a Monedero como ministro de Fomento o a Irene Montero con mando en RTVE? Rien ne va plus, el PP es un partido para la refundación, lo cual no sería grave, para esos casos está la alternativa.

El problema es que el partido que debería encarnarla, creo que ya está dicho, tendría que haber afrontado la refundación hace seis años. Y la regeneración era esto. Otro día hablaremos de C’s, pero yo no me extrañaría de que llegado el caso, los españoles voten en legítima defensa. A pesar de la corrupción.

Por Santiago González