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Y esto solo acaba de empezar

La vuelta de vacaciones no ha podido ser más convulsa. En unas cuantas horas, no muchas, el ambiente político se ha vuelto, de nuevo, espeso. Muy espeso. Y no es para menos porque por lo que vamos conociendo y siempre a expensas de la palabra final de la Justicia, los ciudadanos tenemos derecho, cuando menos, a quedarnos con los pelos como escarpias. ¿Cómo es posible tanto despropósito, tanta desvergüenza?. ¿Cómo es posible? El laberinto de empresas en las que, desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid, el Canal de Isabel II ha realizado negocios, mordidas y demás disparates es realmente de dar miedo. Todo apunta a que la Justicia va a por todas, tan a por todas que lo que conocemos cuando se escriben estas líneas indica que el escandalazo en cuestión no ha hecho más que empezar.

El que fuera Presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, tiene por delante un futuro más que negro y con él algunos. Hay cosas que no se pueden hacer en solitario. Se necesita compañía, complicidad y silencio, mucho silencio para que todo haya llegado tan lejos.Hay que estar a la espera de veredicto de la Justicia, porque sólo los Tribunales dictan culpabilidades, pero en el campo estrictamente político, estos últimos días está suponiendo un auténtico cataclismo para el PP en su conjunto y de manera más concreta para todo ese PP antimarianista porque declarados antimarianistas han sido siempre los que ahora se ven implicados en este sucio laberinto. Ahora las miradas están puestas en Esperanza Aguirre a la que ningún tribunal acusa de nada. Haría bien en irse. Debería irse y lo debería hacer por su propio bien. Tan importante es entrar con buen pie como saber irse a tiempo, antes de que las circunstancias te desborden, antes de palpar en la propia piel una infinita soledad.Malos y duros días para muchos, entre otros, para Cristina Cifuentes a la que nadie podrá imputar falta de contundencia para afrontar cualquier sospecha de corrupción. En este maremagnun de acontecimientos no deja de ser llamativo que Ciudadanos, o mejor dicho, muchos de sus portavoces -Aguado, Páramo y la propia Arrimadas- se dediquen a poner bajo sospecha al gobierno de Cifuentes y a recordar que también ella estuvo en el Consejo de Isabel II. Que reiteren una y otra vez la corrupción que asola al PP y al mismo tiempo permitan que tanto los madrileños como los españoles estemos gobernados por aquellos a quienes ellos consideran virtuales delincuentes. ¿Por qué permiten semejante cosa?. Alegan que si no fuera por ellos ni Cifuentes se hubiera movido, pero se mueve y sacan a pasear su pasado. ¿Cómo es posible apoyar a quienes según ellos son unos corruptos que no nos merecemos?. O modulan sus declaraciones o tendrán que dar muchas explicaciones. Si España no se merece estar gobernado por un partido corrupto, ¿qué hacen permitiéndolo?.Los tiempos judiciales son los que son, de ahí que mejor no especular con la fecha de la declaración del Presidente del Gobierno en calidad de testigo. Nadie esperaba que esto fuera a ocurrir después de tantos años de investigación e instrucción. Este hecho es de suma relevancia. Es la primera vez en la historia de la democracia que un Presidente en plenitud de funciones tenga que declarar. Como es lógico, Rajoy lo hará. Debe hacerlo y aquí no tiene excesivo riesgo afirmar que no será algo inocuo, irrelevante. Muy al contrario. Es algo muy relevante que tendrá consecuencias.Lo vivido durante estos días y los que vendrán trasciende con mucho a los estrictamente judicial. En términos políticos puede llegar a ser un punto de inflexión de la propia legislatura y, desde luego, para el PP de Madrid el punto final de ese PP antimarianista que ha venido cayendo poco a poco. La constatación de comportamientos indeseables ha sido el remate final, pero la decadencia del llamado «aguirrismo» que es tanto como decir «antimarianismo» había comenzado mucho antes. Ahí está la negativa de Rajoy a cumplir los deseos de Aguirre cuando esta quería que Ignacio González fuera el responsable de Bankia y ahí está la negativa a que este fuera candidato a la Comunidad de Madrid y ahí está, a la espera ,el que será candidato a la alcaldía de Madrid. Lo vivido es la estocada final de un PP que fue y que ya no existe. Pero, en fin, conviene estar muy atentos porque todavía nos queda mucho por ver, muchas sorpresas por digerir porque «esto» no ha hecho más que empezar.