El pánico se apoderó de Nueva York en 2009 durante una sesión fotográfica que buscaba retratar el Air Force One, el avión presidencial. La aeronave sobrevoló la isla para una nueva foto oficial, pero cientos de personas pensaron que se trataba de otro ataque terrorista como el del 11 de setiembre de 2001.
Pero la aeronave no se encontraba sola, estaba escoltada por dos aviones de combate, lo que incrementó el terror en la población de Manhattan. Ante ello mucha gente buscó refugio y muchos edificios fueron evacuados.
Según medios estadounidense la sesión fotográfica, que costó 300.000 tuvo la aprobación de la Oficina Militar de la Casa Blanca. Sin embargo, es no informó al entonces gobernador de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg. Tampoco tenía conocimiento el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que tras lo ocurrido ordenó una investigación.
Louis Caldera, jefe de la Oficina Militar pidió disculpas por los «daños causados» y renunció a las dos semanas, según informó The Washintong Post.
