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Víctimas de accidentes viven drama muy difícil de superar [INFORME]

Mariella Sausa

Mariella Sausa

A los 27 años, Sandy Izquierdo Tafur recién se había casado y mudado cerca del km 40 de la carretera Panamericana Sur. El 15 de agosto del año pasado regresaba a casa de su trabajo en un colectivo. Iba apurada y por eso no protestó cuando el chofer intentó adelantar por el lado izquierdo al vehículo que iba adelante. La maniobra fue fatal. El colectivo terminó chocando contra un tráiler y volando hacia el carril contrario. Sandy quedó atrapada entre los fierros, mientras veía cómo su compañero de viaje fallecía.

“Mi rescate fue complicado porque no venía la ambulancia ni los bomberos y una vez en el lugar los rescatistas primero sacaban a las personas menos graves. Estuve atrapada en el auto por más de una hora. Estaba atorada”, recuerda la joven maestra.

Sandy terminó con una lesión medular y una paraplejia que le impide caminar y también afecta su función intestinal y vesical. Fue operada en el hospital Casimiro Ulloa, donde le pusieron unos tornillos de titanio para estabilizar la columna y desde enero pasado empezó su tratamiento en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). Gracias a las terapias y a su fuerza de voluntad, ahora ya puede mover la pierna derecha y se vale por sí misma. Sin embargo, ya no puede trabajar. Lo peor es que el SOAT (Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito) solo cubrió la operación y parte de la hospitalización de Sandy. “Yo pago todo los demás, incluso mis terapias de rehabilitación que son costosas”, señala la joven.

Otra víctima parapléjica

Marienela Bobadilla es una contadora de 58 años que hace seis meses también quedó parapléjica por un accidente de tránsito. Ocurrió el 8 de noviembre pasado en Ica, cuando el taxi Tico en el que regresaba de su trabajo a su casa para almorzar intentaba cruzar la Panamericana Sur y un vehículo que iba a excesiva velocidad, conducido por un joven de 20 años, embistió el taxi en el que Marienela viajaba. El fuerte impacto hizo que el Tico diera tres vueltas de campana y quedara como un acordeón con ella adentro.

“Me contaron que estuve una hora inconsciente mientras los bomberos me rescataban, pero no recuerdo. Cuando desperté estaba en una ambulancia rumbo a Lima, con mucho dolor”, señala.

Marienela terminó con un traumatismo en la médula espinal que le paralizó el cuerpo. Después de tres cirugías y una intensa terapia en el INR ahora ya mueve los brazos y el cuello y se para con ayuda. Empero, su tratamiento es largo y costoso y está siendo asumido íntegramente por su familia.

“La Policía no me apoyó, mi familia hizo la denuncia, pero el accidente nunca se investigó y ni siquiera el SOAT regional cubrió mis gastos. Lo que yo pido a las autoridades es que pongan más semáforos para evitar accidentes y que estos casos no queden impunes”, dijo sollozando.

Lucha por caminar

Edu Martínez García, de solo 20 años, es otra víctima de los malos choferes. El domingo 2 de abril regresaba de la iglesia a su casa, en Trujillo, cuando en plena vereda fue sorprendido por Jesús Liza Ganoza, un chofer ebrio que iba a excesiva velocidad y lo embistió con su carro, dejándolo atrapado contra una pared.

“El vehículo siniestrado no contaba con SOAT, el conductor tenía el brevete vencido desde 2012 y encima estaba ebrio. Al principio nos ayudó y llevó a Edu a una clínica y pagó la emergencia e hizo el depósito de garantía, pero luego desapareció y la deuda por la atención llegó a 118,000 soles”, cuenta Franklin Martínez García, hermano de la víctima.

Edu fue trasladado al Hospital Cayetano Heredia de Lima con un diagnóstico de pierna catastrófica y pérdida del peroné. Ya le han reconstruido la tibia y necesita una fijación externa valorizada en 2,200 soles para que le reconstruyan las partes blandas. Además requiere medicamentos por más de 5,000 soles.

“Los médicos han dicho que hay probabilidad de que mi hermano camine. Se ha salvado de la amputación de la pierna, pero necesita al menos cinco cirugías reconstructivas más y no tenemos los medios económicos para afrontar ese gasto. El Seguro Integral de Salud (SIS) y el SOAT no cubren todo”, señaló Franklin.

Larga rehabilitación

Estos tres casos son solo una muestra de la difícil situación que pasan todos los días las víctimas de accidentes de tránsito que no tienen los recursos para pagar los elevados gastos de rehabilitación. Según la Policía Nacional, en lo que va del año, solo en Lima se registraron 495 accidentes, con 517 fallecidos y miles de heridos con secuelas graves.

Rosa Licetti, jefa del Departamento de Lesiones Medulares del INR –que pertenece al Ministerio de Salud–, sostuvo que en 2016 se atendió a 242 víctimas de accidentes; de ellas 103 sufrieron lesiones medulares, que pueden paralizar parte o todo el cuerpo y cuya recuperación parcial puede tomar muchos años. El resto de atenciones fueron por amputaciones o traumatismos en el cerebro.

“La gama de lesiones es muy amplia y de acuerdo con la gravedad se plantea la rehabilitación del paciente. En el INR se utiliza la hospitalización para una rehabilitación intensiva, pero lamentablemente no todos van a poder volver a caminar o recuperarse”, dijo.

Licetti señaló que la mayoría de veces el SOAT cubre solo las primeras atenciones de las víctimas y no los gastos de rehabilitación que pueden ser caros. Actualmente el INR solo tiene convenio con el SIS para esos gastos. “Los pacientes que vienen de otros seguros, como EsSalud o las EPS, deben pagar sus terapias”, indicó.

En ese sentido, Giannina Avendaño, jefa de la Adjuntía de Servicios Públicos de la Defensoría del Pueblo, refirió que el SOAT en la actualidad brinda una cobertura de atención hasta por 5 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), equivalentes a S/20,250, que es muy bajo. “Para un accidente grave donde hay fracturas y lesiones que dejan a las personas en condición de incapacidad, ese monto definitivamente no alcanza, menos aún si la persona afectada ha sido trasladada a una clínica”, anotó.

Avendaño consideró que se debe revisar la tarifa, pues desde que se estableció ya han pasado más de 15 años y la práctica demuestra que no cumple con lo que se necesita.

Carlos Villegas, presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes de Tránsito, sostuvo que también se deben revisar las Afocat (Asociaciones de fondos Regionales o Provinciales contra Accidentes de Tránsito), pues ponen trabas para hacer efectivos los seguros y al final el SIS termina asumiendo todos los gastos.

Asimismo, pidió que se revisen los tarifarios diferenciados de los hospitales para la atención de los pacientes regulares y los que llegan a través del SOAT.

Tenga en cuenta

  • En los casos en que el chofer se fuga existe un Fondo de Compensación del SOAT que administra el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
  • Este seguro cubre la atención médica y los gastos de sepelio por un monto similar al SOAT. Para acceder a ello, las víctimas deben acudir al ministerio y este realizará una indagación sobre el caso.
  • Si algún seguro se niega a realizar la cobertura del SOAT, los usuarios pueden presentar su reclamo a Susalud y a la Defensoría.

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