Martín Sellés le espera un estreno muy duro en Farmaindustria. Aunque ha llegado al cargo de presidente de la patronal en un momento prácticamente insólito de paz social entre los laboratorios y las administraciones públicas, la suma de acontecimientos puede dar al traste con esta situación. El más importante transcurrirá en diciembre, ya que es el mes en el que Gobierno y patronal deberían renovar un acuerdo de colaboración que aunque ha reportado estabilidad a la industria y ventajas al Ejecutivo y a las autonomías, fue fuertemente contestado por algunas de éstas al ir vinculado a la consecución de otros objetivos de estabilidad presupuestaria. A resultas de este acuerdo los laboratorios que operan en España tendrán que desembolsar por el presente ejercicio una cantidad extra que podría rondar los 200 millones de euros, al crecer el gasto farmacéutico por encima de la evolución de la economía. Pero el reto al que se enfrentan Sellés y sus compañeros no es la satisfacción de este desembolso, sino la renovación del pacto. A un mes vista, las autoridades del Ministerio de Sanidad no han abierto la boca y se desconocen las intenciones reales de las autoridades sanitarias al respecto. Se trata de un mutismo doblemente peligroso, pues Hacienda no encuentra ingresos suficientes para satisfacer a Bruselas y el riesgo de medidas recaudatorias se cierne sobre un sector al que María Jesús Montero, además, no le tiene especial simpatía.
