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Cáncer de mama metastásico: La oncología se enfrenta al reto de las largas supervivientes

Son «súper heroínas». No están solas, porque sus familias y sus seres queridos están siempre ahí para animarlas, y cuidarlas, y se han convertido en los «testigos de excepción» de cómo se convive con un cáncer de mama metastásico. Sí, estas tres palabras «terribles» no son un sinónimo hoy, en muchos casos, de muerte, sino de superación y de convivencia con un tumor que un día se originó en la mama y que se ha extendido en otras partes del cuerpo. En esta situación se hallan aproximadamente un 30% de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama localizado, que se une al 5-6% de pacientes que ya presentan metástasis en el momento del diagnóstico. En total, «el porcentaje de cáncer de mama metastásico en la actualidad es menor del 10% de los tumores de mama», explica Ana Santaballa, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y jefe de sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital la Fe de Valencia.

Detrás de las cifras se esconden verdaderas historias de superación de mujeres que llevan más de 10 años luchando contra el tumor, y como apuntan los expertos, «ya no son casos aislados, cada vez vemos a más pacientes en esta situación. No tenemos que conformarnos con la cronicidad, hay que dar un paso más allá», explica Miguel Martín, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la SEOM.

Un ejemplo de fortaleza es María Ángeles Simón, a la que en la última revisión su oncólogo le dio «un abrazo y la enhorabuena, porque hacia diez años de la detección del tumor en la mama y cinco de la metástasis en la cadera. Y aquí estoy». Con alegría y sin dramatismo, María Ángeles ofrece a A TU SALUD su testimonio, un ejemplo de cómo su fortaleza y superación vino acompañada de la de su familia, en especial de su marido y de sus hijos, que entonces tenían 11 y 12 años y «fueron quienes se encargaron de ayudarme en todo, me vieron sin pecho, sin pelo… Fueron y son un gran apoyo, junto a mi marido».

Porque la lucha contra el tumor no sólo se da en las consultas y en las salas de quimioterapia, o en los laboratorios donde se investigan nuevas armas terapéuticas, desde la Federación de Mujeres con Cáncer de Mama (Fecma) –a la que pertenece María Ángeles, a través de la delegación de Elche (Amacmec)– reclaman una atención especial a este tipo de tumor, más allá de que su estadío lleve a pensamientos tales como: «Tú dices que hay metástasis y ya te miran como… ésta no va a durar un minuto y medio». En Fecma precisan que «contar que estamos ante una enfermedad crónica no es ajustarse a la realidad, sino más bien hay que decir que es progresiva». En un informe, que realizaron recientemente –presentado en junio de este año–, se subrayaba que «es el gran olvidado» y que aumentar la investigación es lo único que puede terminar con el lastre del pesimismo que acompaña al nombre, pese a que las pacientes, como María José Campello de Amacmec, insistan «en que lo más importante es luchar y no dejar de hacerlo nunca. Y llevarlo lo mejor posible». Porque como en su caso, muchas son una excepción a la regla y pese al terrible diagnóstico, «vivo sin síntomas. E incluso, gracias a los tratamientos, algunas de las lesiones han desaparecido».

En consonancia con la postura de Fecma, Martín reclama que «no sólo podemos depender de la inversión de los laboratorios en el desarrollo de nuevas moléculas. Necesitamos apoyos económicos para encontrar respuestas que nos surgen después y que, en muchos casos, nos ayudarían a definir mejor el uso de los fármacos y las nuevas terapias. Necesitamos más apoyo administrativo e institucional».

Lo cierto es que mientras llega esa «curación» que consiguen ocho de cada diez mujeres que son diagnosticadas del tumor, los oncólogos reúnen todo un abanico terapéutico para combatir el cáncer y, al menos, frenar su progresión el máximo tiempo posible, ya que sólo el 25% de las pacientes con cáncer de mama metastásico se cura. «Los principales desafíos son mejorar el pronóstico de estas pacientes con mejores tratamientos, sobre todo en el caso de los tumores triple negativos. Necesitamos conocer mejor las alteraciones moleculares que subyacen en este subtipo, muy heterogéneo, para poder desarrollar terapias dirigidas verdaderamente efectivas», comenta Santaballa.

Innovación

Puesto que, como comenta la oncóloga del Hospital La Fe de Valencia, este grupo de mujeres suponen un desafío, hay muchos ensayos del que son foco. «En mi opinión las terapias más innovadoras en la actualidad, por mecanismo de acción y resultados, son los inhibidores de ciclinas (palbociclib, ribociclib, abemaciclib) y olaparib, aunque no debemos olvidar los tratamientos HER 2 ya más conocidos y con resultados más maduros (en el último congreso de ASCO –cita anual de la oncología a nivel mundial– se han presentado los datos de la combinación de pertuzumab más trastruzumab en adyuvancia)», explica Santaballa.

Desde el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y el Instituto Baselga de Oncología (IOB), Javier Cortés subraya que «estamos liderando estudios clave a nivel mundial en tumores de mama con metástasis cerebrales. El fármaco, etirinotecan pegol, va a recibir una aprobación especial por parte de la EMA –Agencia Europea del Medicamento– para mejorar de forma significativa la situación de estas pacientes». Al mismo tiempo, Cortes, jefe del Programa de Cáncer de Mama del IOB y jefe de la sección de Tumores de Mama y Ginecológicos del centro madrileño, comenta que «la biopsia líquida va a tener un profundo impacto en la caracterización de los tumores. Con una muestra de sangre podremos conocer las características del cáncer».

Una de las esperanzas en las que se focalizan hoy los expertos es en las posibilidades que supone el empleo de la inmunooncología en este tumor. «En los cánceres luminales se ha visto que la combinación de quimioterapia e inmunoterapia ofrece buenos resultados», explica Cortés. En este sentido, las nuevas armas no son monoterapias, sino compuestos de varias moléculas que potencian el efecto de las mismas. El jefe del Programa de Cáncer de Mama del IOB cuenta que «hoy día hay interesantes estudios en tumores con expresión HER2+ con ‘‘antibody-drug conjugate’’, es decir, una conjugación de anticuerpos más quimioterapia que presentan resultados muy prometedores en los ensayos. También cabe destacar que desde el Ramón y Cajal y el IOB lideramos un trabajo en un grupo de pacientes triple negativo, que podría empezar a ofrecer esperanza a este grupo de pacientes en el que nos enfrentamos a un tumor muy complejo y heterogéneo».

Que esto sea posible, depende de un incremento del número de voluntarias con cáncer de mama metastásico que se incluyan en ensayos clínicos, ya que desde Fecma se apunta que hasta un 78% no lo ha hecho nunca. Nelly Pérez, paciente que lleva ya 14 años conviviendo con el tumor, cuenta que hay que participar, como en su caso que lo ha hecho hasta en dos ocasiones. «Primero, por mí, porque me puedo beneficiar antes que nadie de algo que me puede ayudar. Después, sino, pues por las demás que vendrán detrás. Debemos pensar que antes que nosotras ha habido alguien que ha probado los tratamientos», subraya Nelly, que pertenece a la Asociación de Diagnosticad@s de Cáncer de Mama de Pontevedra.

Como opina Manuel Ruiz, coordinador de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y miembro de la junta directiva de Geicam (Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama), «los ensayos clínicos son un instrumento esencial para avanzar, tanto para los pacientes como para los médicos en materia de conocimiento. Nos ofrecen una oportunidad única de disponer de fármacos antes de que lleguen al mercado y de que muchas pacientes se beneficien de sus efectos. En EE UU, en sus guías clínicas, lo tienen claro: el mejor tratamiento posible es incluir a una paciente en un ensayo clínico». Todo ello lleva a las pacientes a mostrar su optimismo, ya que desde las asociaciones muestran la mejor de sus sonrisas y sus testimonios para demostrar que «todas podemos tener una ‘‘calidad de vida’’ aceptable», apunta Nelly y María Ángeles concluye que «se pasa mucho, pero sí, todas somos heroínas».