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Cáncer de próstata: la supervivencia se dispara pese a las dudas sobre su detección

Si es varón y tiene más de 50 años seguramente le suenen estas tres letras: PSA. Siglas (en inglés) de antígeno prostático específico es un marcador considerado hasta hace no mucho como una prueba determinante para el diagnóstico precoz del cáncer de próstata. Prácticamente descartado su valor como prueba para un hipotético cribado del tumor (como sí lo es la mamografía en el caso del cáncer de pecho), desde hace tiempo se ha puesto en entredicho también su utilidad pronóstica en este sentido.

La determinación del PSA se realiza mediante un simple análisis de sangre en el que se mide la cantidad de esta proteína que elabora la próstata. En los casos en los que hay un tumor sus niveles en sangre pueden aumentar, es decir, la probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta a medida que el PSA sube. Sin embargo, éste no es el único motivo por el que sus niveles suben, y otros factores, como una infección o una inflamación por culpa de una hiperplasia benigna pueden también incrementarlos.

Es precisamente esta ambigüedad la que explica la controversia a propósito de la idoneidad de efectuar esta prueba para detectar de forma temprana este cáncer. Porque si bien es insustituible en el control de pacientes ya diagnosticados, de manera que el ascenso –o descenso– de las cifras de PSA tiene un valor muy evidente sobre la evolución de la enfermedad, su capacidad para clasificar a un individuo como sano o enfermo es pobre. Desde su introducción en la práctica clínica a finales de los 80 el PSA ha sido perseguido por su alta sensibilidad y baja especificidad, «una combinación de rasgos que lo convierten en un test profundamente inadecuado para la detección precoz», asegura Alvaro Páez, jefe de Servicio de Urología del Hospital de Fuenlabrada, en Madrid.

Prueba de esto es un trabajo publicado recientemente en «JAMA», el más amplio realizado hasta ahora para determinar la conveniencia de la prueba de PSA, en el que investigadores de las universidades de Oxford y Bristol siguieron la evolución de cerca de medio millón de hombres en Reino Unido durante 15 años, de los que una mitad se habían sometido a un análisis de PSA y la otra no había hecho ninguna prueba. Sus resultados muestran que el test no es capaz de detectar algunos de los tumores de próstata más agresivos y letales.

«Efectivamente el “screening” global del PSA es motivo de controversia. Pero debe quedar claro que este concepto se refiere a su realización en población sana, a realizar un PSA a todos los varones sin ningún otro requisito más que ser varón y tener una determinada edad. En este contexto su utilidad ha arrojado resultados contradictorios y no está claro que la realización de PSA a todos los hombres sin excepción suponga un aumento de la supervivencia. Actualmente, parece más adecuado hacer un “screnning” individual adecuándolo a las circunstancias de cada paciente (edad, antecedentes familiares, entre otros)», apunta Manuel Esteban, presidente de la Asociación Española de Urología (AEU).