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Entrevista a Ignacio Parada e Ion Luque: “La música ayuda a sanar y a calmar la mente”

Esta semana han recorrido varias ciudades españolas (Valladolid, Madrid, Barcelona y San Sebastián) haciendo microconciertos en hospitales y centros sociosanitarios para celebrar el cuarto aniversario de la fundación «Músicos por la salud» con el fin de difundir la positiva relación entre música y salud.

-Esta semana han recorrido cuatro ciudades españolas tocando por diferentes hospitales. ¿Por qué?

-Ion Luque: Porque vimos que la labor de la música es súper necesaria en muchos sitios. Nos enamoramos de esta manera de transmitir a través de la música y decidimos que queríamos compartirlo. Entonces, le propusimos a la ONG “Músicos por la salud” hacer este viaje y nos apoyaron desde un inicio, porque creemos que la música es maravillosa y ayuda muchísimo a sanar o, por lo menos, a calmar la mente.

-Son «músicos por la salud titulares» en el Hospital Clínico de Valladolid. ¿Qué significa eso?

-Ignacio Prada: Que desde hace dos años, que se implantó el programa en el centro con “Músicos por la salud”, primero Ion y luego yo, vamos todos los jueves al Hospital Clínico de Valladolid y hacemos una sesión, cada día en un Servicio diferente del hospital gracias un acuerdo entre la dirección del hospital y la ONG.

-¿Qué tipo de canciones tienen más éxito entre este público tan especial?

-I.P. Depende, no vamos con un repertorio cerrado, nos adaptamos en función de si las personas son más mayores o más jóvenes, si hay niños, el estado en que se encuentran…

-I.L. Ahora venimos de estar con gente muy mayor y hemos tocado canciones típicas españolas tipo «Clavelitos», pasodobles, Nino Bravo…

-¿Las eligen por el ritmo, las letras…?

-I.L. Por todo, y por cómo sentimos también el ambiente, si vemos que la gente puede responder o no… Si son niños pues tocamos canciones infantiles o de películas que conocen y, sobre todo, hacemos muchos juegos para que participen.

-¿Y tienen en cuenta también el tipo de patología?

-I.P. Claro, sobre todo hay que tener mucho cuidado con los mensajes porque hay canciones de toda la vida que la gente conoce pero que, igual, tienen una frase que sabemos que en Salud Mental no podemos cantar como, por ejemplo, la de “No estamos locos” de Ketama.

-I.L. Con esas cosas tenemos mucho cuidado. Quedamos siempre el día antes de la sesión para hacer el ensayo e identificar las letras de cada canción para ver cuáles son positivas y cuáles más delicadas y a quién van a ir dirigidas.

-¿Qué reacciones han observado?

-I.L. Esta tarde, por ejemplo, había un par de señoras de unos 90 años que estaban en el centro por demencia senil y no se movían, no eran capaces de decir su nombre ni de saludar y, cuando hemos empezado a tocar “Bésame mucho” de repente se han puesto a cantarla entera, ¡de memoria! Y ves que les cambia la cara, que recuerdan cosas. Esas reacciones para nosotros son las más potentes. O esta mañana, que hemos a estado en Psiquiatría en el Clínico, ves chavales que están totalmente ausentes y, cuando les haces participar, se dan cuenta de dónde están y viven más el presente, te miran a los ojos… Es muy potente el poder de la música.

-Son expertos en Musicoterapia. ¿Qué propiedades tiene para la salud?

-I.P. Yo estudié Psicología y, después, hice un máster en Musicoterapia, pero tenemos muy claro que esto no es Musicoterapia y que tiene un límite. Nosotros, al final, hacemos conciertos.

-I.L. Y, sobre todo, lo que limita que no lo sea es el hecho de que no es de contínuo, no hay un diagnóstico. Nosotros llegamos a un sitio y hacemos una cosita puntual que no se puede considerar como algo terapéutico en el sentido de que buscas el bienestar de pero, al fin y al cabo, hay que tener clara la diferencia.