Esta cita electoral ha refrendado las políticas de transformación y ampliación de derechos del Gobierno de Pedro Sánchez. Puede decirse que el resultado electoral es un no a los recortes en el Estado de Bienestar y un mandato ciudadano para fortalecerlo.
Creo que, después de estas elecciones, ya ha quedado demostrado que las fórmulas de enfrentamiento y crispación no funcionan ni la de los recortes y la exclusión sanitaria. Es tiempo de acuerdos, de tomar decisiones compartidas y duraderas, negociando las acciones y las prioridades en función del interés general y el bien común. El comienzo será la investidura de presidente del Gobierno. El Partido Socialista ha conseguido una victoria incontestable. Después de una década ha vuelto a ser con holgura la primera fuerza política, y Pedro Sánchez debe ser el presidente de todos los españoles y españolas.
Pero la política sanitaria también requerirá de entendimiento, ya que tenemos por delante una legislatura donde se asumirán retos para la transformación del sistema sanitario, la apuesta por la Sanidad pública y la ampliación de los derechos sanitarios.
En la agenda sanitaria está terminar de afianzar el carácter universal de la atención sanitaria, eliminar los copagos farmacéuticos y ortoprotésicos y ampliar la cobertura de salud bucodental. También urge abordar el derecho a una muerte digna con la aprobación de una ley de eutanasia y otra de cuidados paliativos o cuidados al final de la vida. Y, por supuesto, está continuar el trabajo en la atención a la cronicidad y profundizar en el impulso a la atención primaria. Sin olvidar la innovación y la investigación entre muchos otros elementos importantes y apasionantes.
Este nuevo tiempo va a poner a prueba la madurez de todas las fuerzas políticas, especialmente las de la derecha que en esta campaña electoral han competido en histrionismo. No es tiempo de poner zancadillas, sino de que España mire al futuro con estabilidad y esperanza.
