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Gripe: La epidemia que llega, más tardía pero más virulenta que el año pasado

Parece raro, pero un mes de enero sin gripe no resulta igual. Y ya está aquí el frío que ha hecho que los virus «campen a sus anchas» y vayan de un lado a otro, dejando un rastro de fiebre, mal cuerpo e, incluso, problemas intestinales. Lo cierto es que en apenas una semana se ha pasado de una epidemia casi inexistente a encontrarnos con cifras importantes en casi todas las comunidades. En el último boletín del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (SVGE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), se recogen los últimos datos. Así la tasa global de incidencia de gripe es de 109,4 casos por 100.000 habitantes, lo que supone la superación por primera vez del umbral mínimo establecido para la temporada 2018-19 (55,5 casos por 100.000 habitantes), con un incremento significativo respecto a la semana previa. A nivel nacional, se señala una intensidad de actividad gripal bajo, una difusión epidémico y una evolución creciente. Por grupos de edad, se observa un ascenso significativo de las tasas de incidencia en todos ellos.

Cabe destacar la cepa predominante del virus que circula, ya que se identificó la A en el 97% y la B en el 2%; entre los subtipados del primero, hasta el momento, el 50% son A(H3N2) y el 50% A(H1N1). «Esta variante es más grave que la B; por eso, quizás, los casos son más agudos», subraya Pedro Pablo España, neumólogo y director de Programas Integrados de Investigación en Infecciones de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). Las tres víctimas que la gripe ha provocado en Murcia no son significativas a la hora de determinar que sea especialmente agresiva. «La mortalidad no sobrepasa la esperada», como apunta Juan José González Armengol, jefe de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias (Semes). Además, añade que «tres cuartas partes de los afectados hasta ahora tenían factores de riesgo como enfermedades cardiovasculares, patología pulmonar crónica y diabetes. Hay frecuentes episodios de neumonía asociados y el 30% ingresó en la UCI».

La gripe estacional supone un desafío anual debido a factores que tienen que ver con el virus como la cocirculación de dos subtipos de gripe A (H1N1) y (H3N2), junto con otros dos linajes de gripe B (Victoria y Yamagata), y a su constante reordenamiento genético, a su transmisibilidad, virulencia y comportamiento epidemiológico en cada temporada. «Además, existen también otros aspectos fun­damentales no directamente relacionados con el virus pero que también influyen como son los factores asociados al individuo (la edad, comorbilidad, estado inmune, riesgo de expo­sición, exposiciones previas al virus, historial de vacunación)», como explican fuentes de Epidemiología de la Consejería de la Comunidad de Madrid. Además, apuntan que «la gripe ha venido circulando entre las poblaciones humanas, alternando brotes epidémicos de poca magnitud con otros que han afectado de manera más extensa a nivel mundial. La actividad habitual es debida a los cambios antigénicos de los virus A (subtipos H1N1 y H3N2) y B (en sus dos linajes conocidos)».

A más frío, más propagación

Con la bajada de los termómetros se ha dibujado el marco perfecto para que los virus se propaguen con mayor facilidad. «El año pasado fue atípico porque el frío intenso que estamos sufriendo estos días llegó antes y éste parece que se ha retrasado un poco más», apunta el portavoz de Separ. Y con esta situación llegan los colapsos en urgencias. «Todo esto era, una vez más, esperable. Invierno, inicio del frío, fragilidad, tiempo libre, conciliación de otros y la paciencia de los profesionales que trabajamos en estos servicios», argumenta Armengol.

Esto hace lamentar a muchos que hace unas semanas no decidieran vacunarse contra la gripe, como recuerda el presidente de Semes: «Queremos insistir en que la medida de control considerada más eficaz frente a la gripe es la vacunación anual de ciertos grupos de población considerados de alto riesgo de padecer complicaciones asociadas a gripe. Se está a tiempo de vacunarse aún, hasta finales de enero, o un poco más incluso».

En la actualidad, según datos del Gripómetro, apenas un 20% de la población total tiene un escudo contra el virus; llega al 56% en los mayores de 65 años, casi alcanza el objetivo marcado por el Ministerio de Sanidad de llegar al 40% entre los profesionales sanitarios con un 39,8%, y un 11% de las personas con edades entre 18 y 64. «La vacunación está disponible durante todo el tiempo que dura la campaña, por lo que aún estamos a tiempo de inmunizarnos y debemos saber que esta medida es la forma más eficaz de prevenir la enfermedad», explica Esther Redondo Margüello, coordinadora de Actividades Preventivas y Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

Vigilar los síntomas

El diagnóstico de la gripe suele ser clínico, «al detectarse un caso con signos y síntomas compatibles con gripe dentro de un contexto adecuado (temporada gripal, casos cercanos al paciente…). Sin embargo, puede ser difícil de diferenciar de otro tipo de infecciones respiratorias si nos basamos sólo en los señales clínicas, ya que las pistas iniciales pueden ser similares a los que producen otros virus u organismos que afectan a las vías respiratorias», apunta Armengol. En este sentido, España explica que «las complicaciones vienen de la mano de la conjunción de los efectos del virus con otros microorganismos, como la bacteria del neumococo, parainfluenza… En definitiva, otras patologías que afectan a las vías áreas, tipo rinitis, que complican los cuadros gripales».

Además, hay que tener en cuenta que «en ocasiones esta situación se puede acompañar también de trastornos gastrointestinales y por eso en ocasiones las personas refieren “tener gripe intestinal’’», manifiesta Redondo. Este hecho lo explica Gonzalo Guerra Flecha, especialista en aparato digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, «aunque el virus ataca a todo el sistema inmunitario y, afecta en mayor medida al aparato respiratorio, igualemente son frecuentes los casos en los que éste afecta al aparato digestivo. Los síntomas más habituales suelen ser diarreas, náuseas y dolores abdominales».

Para evitar el agravamiento de las manifestaciones, los expertos recomiendan su vigilancia. «En los grupos de riesgo resulta más posible que presenten complicaciones o bien por desestabilización de su enfermedad de base o por complicaciones de la gripe, la más frecuente es la neumonía, con síntomas como dificultad respiratoria, dolor torácico… En cualquier caso siempre deben consultar con su médico y seguir sus indicaciones», subraya Redondo. En este sentido, el portavoz de Separ subraya que «hay que prestar especial atención a las personas mayores de 65 años y con otras enfermedades previas, sobre todo cuando los síntomas presisten más de unos días y se desarrollan problemas respiratorios incapacitantes».

Además de los mayores, los niños es otro de los colectivos vulnerables en los que la coincidencia de virus y bacterias complica la enfermedad y retrasa la curación. «Con respecto al virus respiratorio sincitial (VRS) es uno de los principales agentes responsables de la bronquiolitis aguda en lactantes. Al igual que otros años, la epidemia por el VRS se inició a finales de noviembre, y alcanzó su máximo a mediados del mes de diciembre. Este hecho generó un alto volumen de consultas en los centros de salud, así como un gran número de urgencias e ingresos en los hospitales de todo el territorio nacional. En la actualidad, la epidemia cede y regresa a un escenario de normalidad», explica el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Unversitario Doce de Octubre de Madrid, Iván Carabaño. Aunque como detalla este especialista, «no obstante, contamos con la suerte del factor cronológico. Pues cuando se inicia la epidemia gripal, el azote del VRS ya cesa. Pese a lo cuál, no hay que olvidar que «la coexistencia implica un riesgo ligeramente mayor de aparición de complicaciones, especialmente en los lactantes más pequeños, o en aquellos con alguna patología subyacente», concluye Carabaño.