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Inteligencia y felicidad en una fórmula

BIENESTAR EMOCIONAL

¿Y si existiera una expresión matemática que permitiera lograr mayores cuotas de felicidad en la vida? El psicólogo Juan Manuel Opi ha desarrollado en su libro “Inteligencia Inteligente” una sencilla fórmula que combina cuatro elementos para alcanzar un mayor grado de felicidad: la inteligencia emocional, la inteligencia racional, el guion de vida y el entorno social

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MADRID/EFE/ANA MARÍA BELINCHÓN
Miércoles 06.07.2016

El experto propone en su obra un enfoque distinto y novedoso de la inteligencia, que para él es, sintetizándolo mucho, “una serie de habilidades”.

La Real Academia Española presenta hasta ocho acepciones de la palabra inteligencia, pero la comunidad científica no lo tiene claro. “Algo que no somos capaces de definir es muy difícil de medir. Ni los más reconocidos y prestigiosos investigadores se ponen de acuerdo en definir qué es la inteligencia porque es muchas cosas y, además, siempre se está moviendo”, señala.

El autor de “Inteligencia Inteligente” (CÓDICE ediciones) pretende ir más allá de la inteligencia emocional que para él, “aunque es una fantástica aportación, es muy inestable y primitiva a la hora de tomar decisiones y falta la inteligencia racional”.

La fórmula

Si partimos de la idea de que el ser humano tiene como fin último ser feliz, “la inteligencia inteligente nos orienta a la consecución de un mayor grado de felicidad en cualquier entorno en el que nos movamos, tanto en el personal como en el profesional”, explica Opi.

“Es más inteligente aquella persona que logra ser más feliz”, asegura

La inteligencia racional es aquella que se mide por los test de inteligencia y que se asocia a un cociente intelectual (C.I.). Tal y como afirma el autor en la obra, por lo general la inteligencia emocional se debe sumar a la inteligencia racional y sólo en casos extremos, como en las situaciones traumáticas, podrá restar.

La inteligencia emocional fue definida en 1995 por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman. Hace referencia a la capacidad del ser humano de reconocer las emociones de los demás, conocer y manejar las emociones propias, y motivarse a uno mismo.

Lo novedoso de la fórmula reside en la incorporación de dos elementos en el divisor: el guion de vida y el entorno social, que pueden tanto sumar como restar.

El guion de vida es una herramienta para definir la información grabada en el cerebro de la persona desde la más tierna infancia. Este parámetro y el entorno social afectan tanto de manera positiva como negativa a la inteligencia inteligente -y por tanto a nuestro objetivo de ser felices- porque en gran medida no podemos influir en ellos. “A veces hay aspectos que no podemos dominar, pero si eres capaz de potenciarlos tienes muchísimas más posibilidades de ser feliz”, aclara.

EFE/Werner Baum

Al contrario de lo que podría pensarse, la edad no se encuentra entre las variables de la fórmula. Para el autor, “siempre que no haya ningún deterioro emocional o cognitivo, la edad no tendría por qué tener ningún inconveniente porque las emociones las tenemos desde el momento de nacer hasta que morimos. En estos años de estudio he visto como personas a los 60 años, después de jubilarse, han hecho un cambio en su vida”.

 

Alta inteligencia inteligente

Una persona con alta inteligencia inteligente sería aquella que supiera manejar los elementos de la fórmula o adaptarse en caso de no poder influir en ellos.

Juan Manuel Opi pone como ejemplo a Bill Gates porque “fue una persona ambiciosa y un triunfador pasando por encima de muchos cadáveres, pero un día dejó todos sus cargos en el trastero, creó una fundación con su esposa Melinda y se dedicó a las obras de caridad”. La fórmula puede aplicarse a Bill Gates porque, según el psicólogo, “hizo un cambio emocionalmente, supo manejar la situación, por eso su inteligencia racional es alta, y ha buscado otros entornos para desenvolverse”.

“Los partidos políticos – afirma- son el campo ideal para que una persona prospere con bajísima inteligencia inteligente”.

Las personas con una baja inteligencia inteligente harían un recorrido a la inversa, es decir, “de ser personas que no tienen muchas posibilidades de futuro, de estar condenadas al ostracismo, se han saltado todas las fórmulas y han trabajado para alcanzar metas a través del camino que sea”, asegura. En este segundo grupo, Opi incluye a “algunos políticos que han hecho lo indecible para trepar”.