Crear una familia, ese era el objetivo de Rocío y Agustín cuando tenían 30 años y gracias a su paso por Clínica Tambre han logrado cumplir su objetivo construyendo una de las familias más bonitas que se pueda tener. Hoy son padres de Pilar y Pablo, unos mellizos que llegaron como un regalo a sus vidas y han hecho que se sientan plenos de felicidad.
Dos años intentando sin éxito quedarse embarazados les hizo plantearse iniciar un nuevo camino a través de la reproducción asistida, como hacen actualmente muchas parejas. Su caso era algo especial ya que Rocío tenía el síndrome de ovarios poliquísticos y su marido una enfermedad genética hereditaria, además de espermatozoides vagos.
Decididos a embarcarse en este nuevo proyecto que cambiaría sus vidas, y sin ninguna información bajo la manga, nos confiesan que no tenían referencias de Clínica Tambre, e investigaron opiniones a través de internet y de las redes sociales. Movidos por los buenos comentarios obtenidos en su búsqueda y las recomendaciones que vieron en la red, optaron por realizar una primera visita.
“Éramos un absoluto mar de dudas” confirma esta pareja que llegó a la clínica dispuestos a resolverlas todas. Sentirse como en casa fue lo que les hizo tomar la decisión final y a afrontar con ilusión la nueva etapa que habían emprendido.
La buena impresión que les dio el centro, el trato humano y personalizado de todo el equipo, así como el sentirse comprendidos al compartir su situación, les hizo escoger a Clínica Tambre para ser papás con plena confianza.