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Playas limpias: La tecnología «made in Spain» que prepara el litoral para los veraneantes

El disfrute de las playas está asociado al verano, que es cuando se llenan de gente. Y cuando los ayuntamientos se esmeran en mantenerlas limpias y sanas para que se encuentren en las mejores condiciones para los usuarios. A éstos les corresponde pasar por ellas dejando la menor huella posible de su estancia; pero no parece que puedan estar 100% limpias sin que un servicio de limpieza intervenga cada día. No sólo por los residuos «humanos» que puedan quedar, también para quitar otros desechos sólidos, como algas u otros de todo tipo (y menos naturales), que las corrientes marinas arrastran hasta la orilla.

Retirar los residuos de la playa también reduce la posibilidad de que el mar se los lleve y pasen a formar parte de esa ingente cantidad de basuras de todo tipo que contaminan los mares, que proceden de tierra y que son un problema ambiental de primer orden. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lo expresaba así el pasado 8 de junio, Día Mundial de los Océanos: «El 80% de la contaminación de los mares se origina en tierra y esto incluye unos ocho millones de toneladas de desechos de plástico al año. Estos obstruyen las vías fluviales, perjudican a las comunidades que dependen de la pesca y el turismo, matan a tortugas y aves, ballenas y delfines y llegan a las zonas más alejadas del planeta y a todos los eslabones de la cadena alimentaria de la que dependemos en última instancia. A menos que invirtamos la tendencia, dentro de poco podría haber más desechos de plástico que peces en los océanos».

En cuestión de limpieza de playas, de maquinaria y tecnología, «España es única y puntera en el mundo. Los españoles sabemos mucho de eso y por donde vamos se nos escucha y se nos atiende». Esta rotunda afirmación la hace Serafí Mercadé, director de Beach-Trotters, empresa catalana que, junto a la andaluza Flozaga, están especializadas en maquinaria para la limpieza de playas y son las únicas que diseñan y fabrican sus productos en España, «que nos copian empresas de otros países. Pero en nuestro saber hacer no nos gana nadie y lo exportamos», concluye Mercadé. Beach-Trotters también dispone de equipamiento para otros servicios de playas, como duchas, pasarelas y chiringuitos; Flozaga, además, fabrica maquinaria para agricultura. Y en lo que tienen en común son competencia.

Flozaga es una empresa familiar, de Chipiona (Cádiz), que patentó sus primeras máquinas en 1978 y a lo largo de estos años ha desarrollado una gama capaz de atender las diferentes necesidades que plantea la preparación de las playas tras el frío y su mantenimiento en la temporada estival. «Después del invierno, lo primero es nivelarlas, quitar las hondonadas que han quedado por los temporales y las piedras grandes, los troncos, etc., todo lo que dejan las mareas invernales en definitiva», explica Juan Manuel Florido, gerente de la empresa, en la que su hermano, Higinio Florido, está al frente de la producción. «El trabajo del día a día, prosigue, lo hacen las cribadoras que se pueden ver trabajando por las noches. Con ellas se recogen colillas, botellas de plástico, latas de refrescos, vidrios y piedras más pequeñas. La máquina lleva una cuchilla que penetra en el terreno y hace pasar a la arena por una criba rotativa, los residuos van a un depósito por una tolva mientras la arena se filtra y vuelve al suelo, que la propia cribadora va dejando ya rastrillado y liso a su paso. Las hay tipo tractor pero también manuales, para playas pequeñas o pluviales», explica el empresario. Estas máquinas hacen su trabajo tanto en arena seca como húmeda, bien de manera superficial o bien profundizando 30 cm. Además de recoger los residuos y tamizar la arena, «hacemos un barrido magnético con el que se recogen restos metálicos como clavos o agujas; y, al mismo tiempo, podemos pulverizar un desinfectante sobre la arena», continúa Florido. De su sede en Chipiona salen unas 25-30 unidades de media cada año con destino, mayoritariamente, al mercado nacional pero también exporta al internacional: estan en 12 países de cuatro continentes. El 60% de sus clientes son ayuntamientos, el resto empresas concesionarias encargadas de la limpieza de las playas.

El agua, la zona de baño, también requiere atención. Más en un país como España, con el turismo como industria fundamental, con los ayuntamientos costeros compitiendo por tener la mejor playa y con banderas azules ondeando en 590 de ellas. Esta señal indica, entre otras cosas, que la calidad del agua de baño está controlada regularmente y en buenas condiciones.

Beach-Trotters tiene en su catálogo máquinas limpia playas de producción propia y también productos de otras pequeñas compañías de diversos puntos de España que se han aliado para comercializar sus productos bajo esa marca. Uno de ellos, Syrennis, «es una embarcación diseñada específicamente para recoger residuos flotantes. Llevan delante unas bocas con unos sacos incorporados que se van tragando todo lo sólido que encuentran y lo descargan en recipientes que van en la propia embarcación. Un solo piloto hace toda la operación. Es todo muy fácil», explica Serafí Mercadé. «Estas embarcaciones pueden trabajar incluso en la zona de baño, entre 10 y 100 metros de la orilla, porque van con un motor de propulsión, no de hélices». Algunos modelos llevan placas solares «para dar energía a las luces de la embarcación y a la batería. Pero el combustible suele ser biogás o biodiésel, que lo valoran mucho los municipios», prosigue el experto. Básicamente recogen «plásticos, muchos plásticos; pero también maderas, medusas y restos vegetales flotantes. Cosas que echan desde otras embarcaciones o que los ríos llevan al mar tras tormentas o que llegan por las corrientes», dice Mercadé.

Las Syrennis se empezaron a fabricar «a finales de los 90 y las primeras se utilizaron en Cataluña. Luego se han extendido porque los ayuntamientos se dan cuenta de que el agua de baño hay que tenerla limpia. Hay unas 100 operando en España, porque la embarcación está adaptada a todas las condiciones de navegación. Pero también trabajan en puertos y en canales. De hecho, estamos participando en un concurso en Miami para la limpieza de los canales», continúa el emprendedor.

En los puertos se acumulan en el agua basuras y residuos que pueden terminar formando parte de esa ingente contaminación marina. Un producto de origen australiano, invento de dos surferos que pensaron que igual que hay papeleras en tierra también puede haberlas en el agua, está empezando a entrar en el mercado español. Son las Seabin, fabricadas en Francia y distribuidas en España por la empresa asturiana Seaphase. Creada por Marcelino Moreno-Luque y especializada en la limpieza de cascos de barcos, la incorporación de esta incipiente y nueva área de negocio se debe, sobre todo, al impulso de su hijo, Borja Moreno-Luque.

Se trata de una papelera, un poco especial eso sí. «Consta de una bolsa de nylon capaz para 20 kilos de carga y una bomba de succión que crea unas corrientes que atraen todo los objetos sólidos que estén alrededor hacia la bolsa que atrapa todo lo que le llega, ya sean plásticos, colillas y cualquier tipo de residuo, incluidos trozos de plástico de hasta dos milímetros de tamaño. La papelera está diseñada para estructuras flotantes, para que cuando baje la marea no se queden en el aire y se coloca en el pantalán con una estructura de aluminio que la mantiene fija. Pero sólo entra la basura, no los peces: cuando la bomba atrae algo, la papelera baja hasta una profundidad suficiente para atrapar esa basura que flota, pero no un pez, porque nadan a más profundidad», detalla Borja Moreno-Luque. Su mercado inicial son los puertos deportivos y las marinas, pero también se pueden instalar en lagos, estanques, etc. Su ubicación idónea son «las esquinas donde se acumulan las basuras para poder recogerlos. Una vez llena la bolsa, sólo hay que vaciarla y gestionar los residuos como corresponda», dice Moreno-Luque.

Aunque están implicados en su mejoras, como incorporar una especie de esponja que atrape los aceites, el combustible o detergentes que suele haber en el agua de los puertos.

Obviamente, limpiar las playas y el agua de los puertos no es por sí misma la solución para la contaminación de los mares, pero bien pueden ayudar a que no se ensucien más.