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El Papa se despide de Eslovaquia y pide a los fieles una fe que les convierta en solidarios con quien pasa necesidad

ROMA, 15 Sep. (EUROPA PRESS) –

El Papa se ha despedido de Eslovaquia este miércoles con una misa multitudinaria en el Santuario Nacional Mariano de Sastín, en la que ha reivindicado una fe que no solo se contenta de los ritos, sino que convierte a quienes la profesan en solidarios «con quien pasa necesidad».

Francisco ha instado a los católicos a «hacer resplandecer la vida fraterna allí donde a menudo en la sociedad hay división y hostilidad, que difundan el buen perfume de la acogida y de la solidaridad allí donde los egoísmos personales y colectivos predominan con frecuencia, que protegen y cuidan la vida donde reinan lógicas de muerte».

En su última cita pública en Eslovaquia antes de regresar a Roma, el Papa ha celebrado una misa en el santuario nacional de la Virgen de los Siete Dolores, patrona del país, a una hora de automóvil al norte de Bratislava (Eslovaquia). En su homilía, ha pedido a los fieles «vencer la tentación de una fe estática, que se contenta con cualquier rito o tradición antigua» ya que «Jesús es signo de contradicción» y «ha venido a llevar la luz a donde hay tinieblas».

«Nosotros, mirando a la Virgen Madre Dolorosa, nos abrimos a una fe que se hace compasión, que se hace comunión de vida con el que está herido, el que sufre y el que está obligado a cargar cruces pesadas sobre sus hombros. Una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad», ha recalcado.

El Papa ha vuelto a arremeter en su discurso contra los que instrumentalizan la religión para fines políticos, al señalar que los cristianos deben «mostrar con su vida la belleza del Evangelio» y deben ser «tejedores de diálogo allí donde las posiciones se endurecen».

Así, ha explicitado que la misión de los católicos es hacer «resplandecer la vida fraterna allí donde a menudo en la sociedad hay división y hostilidad», así como difundir «el buen perfume de la acogida y de la solidaridad allí donde predominan los egoísmos personales y colectivos» y, sobre todo, «proteger y cuidar la vida donde reinan lógicas de muerte».

Con este viaje, el Papa ha retomado sus viajes internacionales después de la operación en el colon a la que se sometió en julio. Además, ha podido retomar los baños de masas y misas multitudinarias, que en cambio, fueron muy limitadas en el viaje de marzo a Irak, el primero tras el parón de la pandemia.