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Los refugiados afganos en España un año después, fuera del foco por la guerra de Ucrania: ¿Qué ha sido de ellos?

   MADRID, 15 Ago. (EUROPA PRESS) –

   Al cumplirse un año desde la llegada de miles de refugiados afganos a España, tras la llegada del régimen Talibán al país, las principales organizaciones que se ocuparon de su integración hacen un balance positivo del proceso de acogida en el que siguen inmersos dos tercios de los ciudadanos que aterrizaron en el aeródromo de Torrejón (Madrid) en agosto de 2021. La mayoría de ellos, según han apuntado las entidades, tienen su mayor dificultad en el acceso a la vivienda.

   Tanto Accem como el Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR) han destacado en declaraciones a Europa Press, la «rápida» actuación de España ante los acontecimientos y la reacción del Gobierno en cuanto a la respuesta y agilidad a la hora de gestionar las solicitudes de protección internacional que requerían los afganos evacuados.

   «Se les dio una vía preferente de solicitud de protección», ha destacado la directora de Políticas y Campañas de CEAR, Paloma Favieres, que también ha puesto en valor la «ágil resolución» que la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) realizó en su día de los expedientes.

   Sobre si esta actuación sentó precedente en situaciones posteriores, como la acogida de desplazados por el conflicto bélico en Ucrania a partir de marzo de 2022, Maite Bueno, del área de acogida de Accem ha explicado que, con los afganos, se demostró que «el sistema tiene capacidad de reacción» y que, aunque «es importante» no tener que «funcionar a golpe de reacción», sí que se ha determinado que «se puede hacer».

FUERA DEL FOCO

   Precisamente, el conflicto en Ucrania está siendo una de las principales preocupaciones de los refugiados que llevan en el país un año y que, según han explicado las ONG, ven como el foco de atención se ha desviado. No de su situación, según han señalado las organizaciones, sino de las medidas de reagrupación familiar o de traslado de los familiares que se quedaron en Afganistán o que huyeron a terceros países.

   Precisamente, este miércoles llegaba al aeródromo de Torrejón un nuevo vuelo con casi 300 refugiados afganos que volaban desde Pakistán.

   «Es importante poner el foco en que muchos familiares de las personas evacuadas en agosto siguen necesitando protección y es necesario que no se pierda el foco interno sobre ellos», ha explicado Bueno, quien ha recordado el trabajo psicológico que se hace con los refugiados en este sentido.

   La responsable del área de acogida de Accem ha puesto el foco en que este trabajo psicológico se realiza durante todo el proceso de integración en el sistema de acogida español en el que todavía están dos tercios de los casi 2.000 afganos que entraron en el mismo.

ACCESO A LA VIVIENDA

   Bueno ha explicado que quienes no llegaron a entrar o se salieron (unos 700) son, en su mayoría, personas que optaron por viajar a otros países, «principalmente Alemania», porque allí tenían redes familiares o de amistad con otras personas.

   Por su parte, el responsable del área de acogida temporal de Accem, Héctor Pérez, ha asegurado que no hay constancia de refugiados que estuvieran en el sistema que hayan regresado a su país de origen.

   Sobre la estancia de refugiados en el sistema español, tanto Accem como CEAR responden con calificativos positivos. «Se están cumpliendo objetivos», ha reconocido Bueno, mientras la coordinadora de acogida de CEAR, Áliva Díez, ha apuntado «las necesidades básicas se cubrieron bien y con rapidez». Sin embargo, también señalan algunas de las debilidades del mismo de las que, según han indicado, se pueden aprender y mejorar.

   La principal que han señalado ambas entidades es el acceso a la vivienda. En concreto, la señalan como uno de los mayores impedimentos para la inclusión de estas personas en la sociedad española y también en su objetivo de alcanzar «una vida autónoma».

   «El precio de la vivienda, el impacto post Covid del mercado, les ha afectado», ha reconocido Díez, quien ha explicado que esto ha llevado a muchas familias a sufrir «un retraso en el proceso habitual» que ese prevé en un proceso de inclusión. Esto influye, además, en el proceso de búsqueda activa de empleo, tal y como ha recordado la representante de Accem, que ha insistido: «en la vivienda queda mucho por delante».

   En este sentido, también ha hablado de las «dificultades contractuales» que pueden sufrir estas personas, así como las consecuencias de no poder acceder a una vivienda en un barrio que ya conocían y que, a juicio de Bueno, puede ser un golpe para sus expectativas.

   Las entidades también hablan de dificultades en materia del idioma que, según han indicado, en el caso de hombres cualificados o que ya trabajaban con las administraciones españolas en Afganistán, es más fácil, pero en otros, está siendo más lento. En este sentido, CEAR ha puesto el foco en el caso de las mujeres que, habitualmente tienen menos estudios y, principalmente, aquellas que han llegado al país con un amplio número de hijos y es más difícil su inserción fuera del hogar.

   Finalmente, Accem ha llamado a seguir poniendo el foco en la parte psicológica de estas personas, especialmente en aquellas que aún desconocen la situación de sus familiares.