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Empleadas de los centros de menores extranjeros de Canarias entregan cajetillas de tabaco a los niños

Juan Fernández.- Hay un viejo proverbio andaluz que dice “en todos los trabajos se fuma”. La frase se atribuye a un tipo que estaba sacando a su suegra comunista de un pozo con una cuerda. Por lo visto el hombre soltó la cuerda y la frase, las dos cosas a la vez, cuando la suegra ya rozaba el borde del pozo con las manos, y se echó un cigarro.

No hay duda de que los que han orquestado la desmembración de España conocen el proverbio, ya que no solamente permiten a sus
esclavos-títeres el vicio de la nicotina, sino que además se lo costean, facilitándoles las cajetillas con los codiciados cilindros cuando estos les resultan imposibles de obtener por otros medios.

Quien quiera que se suba al carro de destruir a España y por extensión a la Europa cristiana, tiene garantizado el suministro de tabaco, no importan el color de la piel, ni el idioma, ni la clase social o el poder adquisitivo; nuestros amos masones en la sombra garantizan a sus peones los paquetes de sus marcas favoritas.

La edad fue un obstáculo en otros tiempos, en los que algunos ingenuos idealistas se empecinaban en tratar de proteger la salud de los menores, pero esa época ya quedo atrás, voló por los aires, junto con el almirante Carrero Blanco.

En la muy democrática España de 2021 los menores pueden por fin acceder libremente al vicio del tabaco, con el beneplácito de un gobierno social-comunista que cuenta con un ejercito de funcionarios públicos completamente entregados a la labor de corromper y pervertir a todo lo que se mueva, y si es menor de edad, mejor.

Hace poco salto a la prensa el escándalo de las empleadas de Cruz Roja en las provincias periféricas catalanas que dispensaban favores a los inmigrantes ilegales; hoy sabemos de las empleadas de los centros de menores extranjeros de Canarias que entregan en mano las cajetillas de tabaco a los chavales, como esta del centro de La Santa, en Lanzarote: