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Yoga antisanchista

Cierren los ojos, voy a guiarles en una sencilla meditación de regreso a lo sencillo, a lo básico a lo normal, fuera de la cosmogonía sanchista que nos tiene frito el cerebro y averiada la brújula de la moral. O al menos a algunes.

Miren a su alrededor, busquen un lugar tranquilo y cómodo para sentarte o acostarte, donde nadie vaya a molestarles ni interrumpirles, lejos de pitidos, alertas y timbres. Cierren los ojos y sigan las instrucciones:

Prohibido cruzar las piernas o los brazos. Comiencen tomando respiraciones profundas y lentas. Inhalen pausadamente por la nariz durante cuatro segundos, mantengan el aire en sus pulmones por espacio de otros cuatro y exhalen por la boca. Repitan este proceso varias veces para olvidarse y centrarse, igual que estará haciendo en este instante nuestro presidente en algún exótico hammam de Marruecos.

Ahora, presten atención a las sensaciones de su cuerpo. Sientan cómo su peso está apoyado en el suelo o en la silla. Con cada exhalación, permítanse soltar cualquier tensión que puedan sentir en cada músculo. Y con ellas, dejen marchar toda la angustia, la frustración y por supuesto la ira.

Imaginen que están rodeados de una luz suave y cálida, la luz de la inteligencia, y que esta les acaricia y les envuelve por completo, de pies a cabeza. Esta luz es una fuente de calma y tranquilidad.

Con cada inhalación, visualicen cómo esa luz, clarividente, penetra en sus conciencias, llenándoles de sabiduría, poder y serenidad. Y con cada exhalación, dejen ir todas y cada una de las falacias adoctrinadoras del régimen que puedan
estar rondando sus mentes aturdidas, debilitándoles y haciéndoles dudar de la lógica misma.

Concédanle permiso a sus cerebros para emanciparse de los dogmas y del adoctrinamiento. Si aparece la carita bronceada de Sánchez, simplemente obsérvenla, sin juzgar, con amor y compasión incluso, y déjenlo regresar a sus placenteras vacaciones mientras ustedes vuelven su atención a la realidad.

Respiren, siéntanse en libertad, como antes… ¡Ay! Y lleven su atención hacia el corazón. Sientan su latido sutil y constante e imaginen que cada sístole irradia razón y sensatez.

Durante unos minutos, fíjense en ese cosmos de tranquilidad y conocimiento, permitiéndose estar presentes y fusionarse con el momento actual, el real, donde disponen de un cacumen bien constituido, que sabe diferenciar entre el bien y el mal, sin preocuparse por las consignas forzosas pasadas o futuras.

Cuando estén listos para terminar la meditación, vuelvan lentamente a la conciencia del entorno que les rodea. Abran los ojos y lleven consigo esta libertad para licencia para ser ustedes mismos, pero, sobre todo, la recuperada potestad para pensar, con arreglo a su propio criterio, a lo largo de su día.

Una vez limpios, conscientes, analicen, vean: Pedro Sánchez pretender ser de nuevo presidente de España a cambio de cambiar leyes, absolver delitos tipificados por la constitución y regalar recursos de los españoles a enemigos teóricos y materiales de la propia España. Esa es su talla, su medida, su delirio. Y el de todos los que le apoyan hipnotizados.

Recuerden que la meditación es una práctica que se desarrolla con el tiempo. No se preocupen si al principio dudan, si les cuesta concentrarse, confiar en sí mismos o si se distraen con pensamientos y afirmaciones intrusivos procedentes de la doctrina del régimen; es completamente normal. Con práctica regular, notarán cómo su habilidad para rechazar el lavado de mollera y habitar su propia cabeza mejora gradualmente.

Namasté.

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