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Al menos 25 % de quienes se realizan un tatuaje se arrepienten después

«Los riesgos pueden ir desde una reacción inflamatoria hasta una infección por virus como el de hepatitis B, C o VIH», señaló a Efe la dermatóloga con alta especialidad en cirugía dermatológica Janina Llergo Valdez.

Según datos de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD), hacerse un tatuaje se ha convertido en una práctica popular y creciente en la población, especialmente en los jóvenes de entre 15 y 25 años, así como en mujeres que recurren a tatuajes cosméticos.

De acuerdo con cifras del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), aproximadamente 12 millones de mexicanos tienen un tatuaje y la mayoría no sobrepasa los 20 años de edad.

Llergo Valdez refirió que entre las principales complicaciones que se presentan en la piel al realizarse un tatuaje están las reacciones alérgicas a la tinta, especialmente con las de color rojo.

«Estos pigmentos contienen mercurio y están asociados con el desarrollo de inflamación retardada, reacciones fotoalérgicas y granulomas, que es inflamación en la piel», señaló la especialista.

Además, tintas como la verde, amarilla y azul pueden causar sarpullidos y picazón o enfermedades de transmisión sanguínea por utilizar un equipo contaminado con sangre infectada.

Sin embargo, Llergo Valdez apuntó que todo pigmento puede llegar a desarrollar reacciones como granulomas o cicatrices queloides.

«Una cicatriz queloide muestra un aspecto rosado y abultado en la piel.

Su formación se produce con la creación excesiva de colágeno durante el periodo de cicatrización y puede derivarse de factores genéticos», explicó.

Del mismo modo, advirtió que la reacción inmunológica que puede tener el cuerpo tras el tatuaje puede no notarse inmediatamente, pues incluso meses o años después se puede presentar una situación alérgica o inflamatoria.

Según datos de la FMD, quienes acuden a consulta para remoción de tatuaje son 70 % mujeres y 30 % hombres.

Entre las principales razones que mencionan los pacientes son que ya no les gusta el diseño, no quedó como querían, por razones profesionales o por alguna reacción a la tinta.

Aunque remover un tatuaje es un proceso complicado, Llergo Valdez explicó que es posible hacerlo «pero siempre se debe acudir con algún dermatólogo especializado».

Dijo que entre lo que no se debe hacer está aplicar un pigmento más claro al que se tiene originalmente en el tatuaje, así como quemarlo con la plancha o cigarros.

«Los métodos más efectivos son el láser, electrofulguración, un procedimiento médico que emplea el uso de electricidad con el objetivo de deshacer el tejido, combinado con medicamentos y cirugía», señaló.

No obstante, detalló, la piel no recuperará su apariencia original, pues tras la remoción del tatuaje podría lucir como si hubiera sufrido una quemadura.

Recordó a quienes quieren hacerse un tatuaje que busquen sitios certificados, aunque aseguró que un tatuador no es un profesional de la salud.

En tanto, el doctor Javier Ruiz, especialista en dermatología, cirugía
dermatológica y dermato-oncología dijo que si finalmente la gente decide realizarse un tatuaje, debe considerar ciertas precauciones.

«Hay que mantener la zona tatuada limpia, utilizar jabón neutro, evitar chorros de agua directos sobre la piel tatuada, secar el área con toques suaves, no exponer el área tatuada al sol, evitar nadar en piscinas, al menos por algunas semanas, y no quitar las costras», dijo.

Finalmente, ambos especialistas exhortaron a la población a que, antes de realizarse un tatuaje, se tomen el tiempo necesario para pensar en las posibles complicaciones y repercusiones en su vida diaria.

«Ante cualquier sospecha de infección, reacción alérgica o remoción del tatuaje, acudan con un dermatólogo certificado, quien es el especialista de cuidar la piel y mantenerla sana», concluyó la doctora Llergo Valdez.

EFE/ FR