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Buenos propósitos, pero sin ruta para llegar al gobierno

Luego de escuchar con atención el Acuerdo de Gobernabilidad presentado por los partidos de la MUD y leído por Henry Ramos Allup, y en cumplimiento del llamado del lector para que todos hagamos aportes a un documento que se considera “abierto a los cambios y mejoras”, ofrezco una primera opinión. La lectura del texto completo permitirá dar una opinión más prolija, mas resulta suficiente lo escuchado hace unos minutos para comentarlo de modo general, con acento en un par de aspectos esenciales.

El documento está bastante bien en el enunciado de los objetivos y aspiraciones de los demócratas venezolanos para superar la desgracia, ya tragedia, en la que se encuentra la república. Es lo habitual en los programas presentados por nuestros dirigentes en todas las circunstancias electorales y dilemáticas de estos 18 años, por supuesto con las actualizaciones que impone la circunstancia actual. En tal sentido, es muy correcta y oportuna la ubicación de la crisis humanitaria y la recuperación socio-económica como primeros problemas a ser atendidos por un gobierno de la Unidad. En ese mismo contexto, son muy rescatables el acuerdo unitario a largo plazo, la condición incluyente del proyecto de nuevo gobierno y la intención de redimensionar y re-institucionalizar a la Fuerza Armada.

Pero el texto adolece de una grave omisión que invalida todo el resto de lo acordado. Lamento señalarlo tan pronto, pero es necesario que se lo haga desde el campo amigo de la MUD, porque esta misma objeción comenzará a ser dicha de inmediato, si ya no lo han hecho, por los enemigos jurados de la alianza unitaria que se ha ganado el derecho de liderar esta lucha. Y creo que tendrán notable éxito tales cuestionamientos, porque serán en rigor acertados.

Me refiero al método expuesto en el Acuerdo para tener un nuevo gobierno en Venezuela, que no es otro que elegir un candidato único en elecciones primarias para que enfrente al candidato de la dictadura, en unas elecciones a las que no se les asigna fecha ni condiciones de realización. Si examinamos con un mínimo detenimiento esa propuesta, es evidente que ella conduce a elecciones presidenciales en 2018, con Maduro presidente y casi con el CNE de Tibisay Lucena rigiendo el proceso.

Ello parecería normal para los conformistas y componedores que sabemos anidan en la MUD y en la sociedad civil, pero evidentemente rompe con la aspiración de los millones de venezolanos que se han batido en rebelión contra una dictadura perversa y criminal, por la que murieron decenas de compatriotas, miles resultaron heridos y torturados y otros centenares están presos y juzgados militarmente; y por lo cual votamos 7.5 millones el pasado domingo. Esa aspiración, expresada en la respuesta afirmativa a la pregunta 3 de la Consulta, no es otra que el cambio pronto y expedito de este régimen.

Pues bien, el modelo de cambio expuesto inequívocamente en ese acuerdo no posee ruta para que se cumpla esa aspiración casi unánime de nuestra sociedad. Todos sabemos, también los redactores y firmantes del Acuerdo, que el único modo de reemplazar a la dictadura en el corto plazo es mediante un gobierno de transición, que también posee una ruta constitucional: a través de la renuncia de Maduro y del vicepresidente y el nombramiento por la Asamblea Nacional de un presidente interino, posición para la cual goza de amplio consenso (hasta de nuestros radicales más agudos) el presidente de la Asamblea Nacional. Esa es la ruta de reemplazo que está en la mente de la abrumadora mayoría de los venezolanos, la que estuvo en el momento de responder la pregunta 3 de la Consulta, que reza:

3) ¿Aprueba que se proceda a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a lo establecido a la Constitución, y a la realización de elecciones libres y transparentes, así como la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional?

Leída ahora, se entiende la unanimidad que hubo en la MUD para aprobar las tres preguntas. La pregunta 3 posee un sentido que se podía interpretar de dos maneras y el consenso de hoy en la MUD eligió interpretarlo del modo que conviene a los pertinaces componedores y dialogueros que habitan en su seno. Pero esa interpretación no es más que un truco, un acto de predistigitación que jugó con el sentido abierto de la pregunta 3, por la que votamos 7.5 millones de ciudadanos con otro objetivo en nuestra mente.

Pero escuchen, “de acuerdo a la Constitución” también puede significar una salida pronta del dictador, mediante el procedimiento que he mencionado antes, el mismo que está en la cabeza, en la sangre, en el sufrimiento y las urgencias de todos los venezolanos. Esto es lo coherente con la declaración de insurgencia ciudadana declarada por nuestra Asamblea Nacional, que hoy sostenemos para restituir el imperio de la Constitución, los valores republicanos y los derechos humanos, siguiendo los artículos 333 y 350 de la CRBV. ¿Se dispone la AN a abolir su acuerdo en este sentido? Tendría que hacerlo, para no colidir con el formato de cambio aprobado por la alianza política que en ella es mayoría.

Cuando fueron consultados por los periodistas luego del acto, Ramos Allup y Freddy Guevara balbucearon incoherentes respuestas genéricas ante el hecho concreto de que lo leído ahí sólo significa seguir la ruta electoral hacia diciembre de 2018. Ramos dijo, “bueno, podría haber elecciones anticipadas…”

¿Cómo… concedidas por Maduro… con el mismo CNE…? Sabemos que Maduro y su pandilla no aceptarán elecciones generales. Es más, sabemos que si dejamos ahora a Maduro en el poder tampoco habrá elecciones en 2018.

No sé cómo decirlo amablemente, por lo que lo diré con la claridad que cabe: el modelo de reemplazo de la dictadura presentado en ese Acuerdo constituye un abierto desconocimiento, para usar la expresión más suave, a la voluntad de la mayoría de los venezolanos, expresada en 110 días de épica lucha y en una consulta histórica. Si esa va a ser la consecuencia del enorme esfuerzo que ha conmovido al mundo, volvemos a la metáfora de Esopo: “la montaña parió un ratón”.

Parece mentira, pero si esto termina de ese modo, habrán triunfado los que nunca creyeron en esta lucha, los que no fueron vistos en las batallas de calle ni en los pronunciamientos decisivos, los que se han pasado estos tres y pico de meses recorriendo el país para aceitar sus maquinarias para las elecciones de gobernadores, los que viajaron a España a reunirse con Maripili Hernández y otros componedores, los que continúan cargándole el maletín a Rodríguez Zapatero, los se abstuvieron de votar el pasado 16J…

Sé que hay dirigentes democráticos que no coinciden con la ruta señalada en ese acuerdo para el reemplazo de la dictadura; mejor dicho, su mantenimiento –creen ellos- hasta 2018. A ellos hago un llamado de atención: la unidad es muy importante, incluso imprescindible, pero es más importante Venezuela que cualquier candado en la boca. Exprésense, se puede hacer sin fracturar la unidad. Ese acuerdo representa la frustración de millones de venezolanos, muchos de quienes ni siquiera votarán en cualquier proceso electoral de consolación que se logre por ese camino.

Tengo más que decir sobre otros puntos, pero quedémonos por ahora con este. @TUrgelles
Thaelman Urgelles