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De Las Vegas a Caracas, las dos caras de la industria de apuestas en América

Las Vegas y Caracas son las dos caras opuestas de la industria de juegos de suerte y azar en América, un continente en donde el tabú y vacíos legales mantienen anclada su expansión pese a su potencial de convertirse en aliada del fisco.

Aunque Latinoamérica genera el 3,1 % de los ingresos globales de la industria, necesita más que suerte para acercarse a referentes como Asia (43,4 %) y EE.UU. (40,1 %).

Mientras un mexicano destina unos 210 dólares a esta actividad al año, un jugador de EE.UU. gasta 590 dólares, uno de Singapur 1.040 y uno de Australia 1.100 en promedio.

Venezuela ni siquiera conoce la existencia de casinos físicos autorizados pues fueron cerrados en los últimos 20 años.

No obstante, las loterías sí sobreviven y se estima que el gasto promedio anual en juegos de suerte y azar en ese país es de 0,14 dólares.

«Latinoamérica es un mercado que aún tiene mucho por explorar y trabajar, por eso diferentes países están revisando cómo mejorar sus reglas», dijo a Efe el presidente de la Federación Colombiana de Empresarios de Juegos de Suerte y Azar, Evert Montero.

EE.UU. es caso aparte pues Las Vegas es la meca de la actividad con 73 casinos, que en 2017 generaron más de 7.000 millones de dólares en ingresos y atrajeron 42 millones de personas.

En EE.UU. se ha innovado con la adopción de «blockchain», una infraestructura tecnológica que no permite modificación alguna de los datos, lo que garantiza la veracidad de las operaciones por internet.

Un ejemplo de ello es CasinoCoin, una solución de pago para mercados regulados de juegos impulsada por esa tecnología ampliamente usada en la industria bancaria para generar rastros de las transacciones.

Una de las aplicaciones que ofrecerá ese sistema de pagos es Bankroll Manager (BRM), que es capaz de reconocer a un cliente, evitar el lavado de dinero y además tiene opciones de juego responsable, adelantó la empresa a Efe.

Aunque el juego es legal en EE.UU. el Gobierno da libertad a los estados para regularlo dado que mueve unos 240.000 millones de dólares y aporta 1,7 millones de empleos.

En Canadá este sector generó 15.000 millones de dólares en 2017 en ingresos, 43 % de esta cifra la aportó la principal provincia del país, Ontario.
En gran parte de Latinoamérica el sector es aliado del fisco pues paga impuestos por derechos de explotación como ocurre en México.

Allí el Gobierno prevé recaudar unos 59,2 millones de dólares en este ejercicio fiscal para invertir en prevención social y asistencia.

Pese a que los juegos de azar fueron prohibidos en 1946 en Brasil, en la actualidad se analizan dos proyectos de ley para liberar definitivamente su explotación.

Aun así el banco estatal Caixa Económica Federal tiene un monopolio para operar diferentes loterías oficiales cuyo recaudo se destina a programas oficiales de salud, educación y deporte casi como ocurre en Paraguay.

En Argentina se otorgan concesiones a empresas a cambio de un canon o impuestos específicos o la propia administración pública explota casinos como en la provincia de Buenos Aires.

La industria colombiana es la cuarta de mayores ingresos regionales con 294 millones de dólares en 2017 y es pionera en regular los juegos en línea con nueve compañías autorizadas.

Del total de los ingresos, en el último año este sector aportó unos 181 millones de dólares a la salud y a la ciencia a través de impuestos, 10 % más que en 2016.

Las empresas en Perú pagan un 10 % en impuestos a los juegos y las carreras de caballos un tributo de 12 % a las apuestas, recursos que se destinan a la beneficencia y las municipalidades.

Los casinos en Chile pagan un impuesto del 20 % de los ingresos brutos, que en 10 años ha permitido recaudar unos 630 millones de dólares para el financiamiento de obras de desarrollo.

El Ejecutivo uruguayo está facultado por ley para explotar casinos e incluso controla todas las loterías, rifas y demás sorteos.

Bolivia estableció una alícuota general del 30 % que deben pagar los operadores y un impuesto a la participación del 15 % que se aplica a los jugadores para contribuir a la beneficencia, salud y deporte.

Desde 2012 en Ecuador se cerraron todos los casinos y casas de juego por orden del Gobierno. En tanto, las apuestas deportivas y loterías son controladas por la Lotería Nacional que destina parte de sus beneficios a obra social y salud.

«La región cuenta con países muy organizados, tal es el caso de Perú que ofrece buenas garantías a los empresarios en aspectos tributarios como algunas exenciones en el IVA o Brasil que tiene una opción de mercado muy interesante para explotar», añadió Montero.

En El Salvador y Guatemala no existe una ley que regule la actividad y en Cuba las apuestas son ilegales desde el triunfo de la Revolución en 1959.
En Honduras y Puerto Rico esta actividad es aprovechada para promocionarse como destinos de juego a nivel mundial.

Los casinos en República Dominicana pagan retenciones sobre premios pagados unos 500 dólares por mes y las bancas de lotería o de apuestas deportivas cerca de 60 dólares mensuales beneficiando al fisco.

Parte de las ganancias de lotería en Costa Rica se destina a programas de asistencia social al igual que en Panamá, en donde los ingresos por apuestas netas, excluyendo premios, aumentaron en 3,96 % de enero de 2017 a febrero de este año aunque la venta neta de sorteo de lotería disminuyó en 12 %.

Precisamente el tema de la regulación en Latinoamérica, la tecnología blockchain en los casinos y los juegos en línea se abordarán en EE.UU. en el evento Juegos Miami del 30 de mayo al 1 de junio.

EFE/ MC