Esas catorce personas fueron detenidas la pasada noche en una operación de varios cuerpos de seguridad en la zona de Galana-Kulalu y de Chakama, donde fue secuestrada la estudiante Silvia Costanza Romano, de 23 años, en un ataque que causó cinco heridos.
Fuentes policiales en la turística ciudad costera de Malindi, a unos 80 kilómetros del lugar del suceso, confirmaron al diario local Daily Nation el número de detenidos, que fueron llevados a varios comisarías de policía para ser interrogados.
El comisario de la Policía de la Región Costera Noah Mwivanda corroboró hoy los arrestos sin facilitar cifras, y señaló que las fuerzas de seguridad han ampliado las labores de rescate a otros condados vecinos de Tana River y Taita Taveta.
Costanza, que trabajaba como cooperante para la ONG Africa Milele Onlus, que gestiona proyectos para niños huérfanos, es la primera persona extranjera secuestrada en Kenia desde una serie de secuestros que tuvieron lugar en 2011.
«Creemos que el ataque fue perpetrado por seis personas de origen somalí, que después huyeron a pie», aseguró este miércoles a Efe por teléfono el jefe de Policía del condado de Kilifi, Fredrick Ochieng.
La Policía investiga si los atacantes pueden tener relación o pertenecer al grupo yihadista Al Shabab, que opera en Somalia, pero suele hacer incursiones en la vecina Kenia para cometer ataques.
La mayoría de los atentados de Al Shabab en los últimos años han sido en la frontera entre los dos países como represalia por la presencia en Somalia del Ejército keniano, desde octubre de 2011, para combatir a los yihadistas.
Sin embargo, el peor atentado de Al Shabab en territorio keniano ocurrió en abril de 2015, cuando 148 personas murieron en el asalto a la Universidad de Garissa (norte de Kenia), cuyas instalaciones mantuvieron bajo su control durante 16 horas.
El grupo, que anunció en 2012 su adhesión a la red Al Qaeda, controla parte del territorio en el centro y el sur del país y aspira a instaurar en Somalia un Estado islámico de corte wahabí.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.
EFE / EKB
