Tammy, el huracán más devastador de la historia de Estados Unidos, se dirige a un pueblo costero donde el Departamento del Tesoro tiene una instalación en la que, a toda prisa, van a destruir 600 millones de dólares en billetes antiguos. Con la zona casi evacuada, un grupo de ladrones dispuestos a matar a quien se interponga en su camino, intentará hacerse con ese botín. Sólo una íntegra agente del Tesoro y un cazador de tormentas podrán impedirles consumar el asalto en medio de la tormenta del siglo.
Esta es la premisa argumental de “El gran huracán”, película del director norteamericano Rob Cohen que este viernes 17 de agosto llega a la cartelera venezolana.
Aquí se muestra cómo el grupo de criminales, letales y bien entrenados, se enfrenta encarnizadamente a la joven agente de la ley y al cazador de tormentas, quienes harán todo para impedir que se salgan con la suya. Son los ingredientes de un coctel explosivo que se agita en medio del ojo de un gigantesco huracán que arrasa con todo lo que encuentra a su paso.
Con este punto de partida, el veterano Rob Cohen, artesano y director original de sagas como “Rápido y furioso” y “xXx”, compone un trepidante híbrido entre el thriller de atracos y las películas de catástrofes naturales, donde todo es susceptible de explotar o volar por los aires.
Rodada en su mayoría con efectos que se apoyan en las últimas técnicas digitales, “El gran huracán” recrea la experiencia de encontrarse en el centro de una de estas colosales tormentas, con el añadido de una trama repleta de acción y tensión. Toby Kebbell (Ben-Hur) es el meteorólogo que sucede a su padre, muerto en una catástrofe similar a la del filme, que ayudará a Maggie Grace (V3nganza) a detener a la banda de ladrones liderada por Ben Cross (Star Trek).
Quien recuerde espectáculos de los años 90 como “Twister” (1996) y “Hard Rain” (1998) sabrá qué esperar de esta cinta, que ofrece persecuciones y tiroteos frenéticos, escenarios pintorescos, juegos de traiciones y lealtades entre personajes a un lado y otro de la ley, así como la superación a última hora de traumas elementales.
El realizador Rob Cohen, firmante de dos títulos de impronta considerable en el cine de acción contemporáneo, como “Rápido y furioso” (2001) y “xXx” (2002), sabe transmutar efectos digitales y actores poco conocidos en pura energía de cara a la gran pantalla y acaba por brindarnos una película tan menor como honesta y efectiva en sus propios términos.
Aquilino José Mata/ EDC
