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El codiciado voto boricua en Florida, clave para el control del Senado de EEUU

Estos nuevos votantes son uno de los más apetecidos por las campañas del senador demócrata por Florida, Bill Nelson, y el gobernador del estado, Rick Scott, quien quiere arrebatarle el puesto para el Partido Republicano.

Nelson, sin embargo, no puede darse el lujo de perder un puesto porque obligaría a su partido a quitarle a los republicanos al menos tres escaños para lograr la mayoría en el Senado y contrarrestar así la acción de Gobierno del presidente Donald Trump los próximos dos años.

Ambos candidatos, virtualmente empatados en las encuestas, tienen los ojos puestos en la creciente comunidad puertorriqueña, producto de un éxodo que está «vaciando» desde 2012 la isla debido a la crisis fiscal y más recientemente por el huracán María.

Esteban Garcés, director nacional de operaciones de Mi Familia Vota (MFV), dijo a Efe que los puertorriqueños han impulsado el registro de votantes en el centro de Florida, donde se han establecido, y que ya representan más de la mitad (51 %) de los 30.000 inscritos para votar desde abril pasado.

Ha sido frecuente en los últimos meses la presencia de Nelson y Scott entre la comunidad boricua, que se ha mostrado indignada por la respuesta del Gobierno de Trump al paso del huracán María en 2017 y su negativa de reconocer la cifra de 2.975 muertes causadas por el ciclón.

Scott, sin embargo, lleva el récord de visitas a la isla, con ocho como gobernador desde el azote de María hace un año.

Los boricuas en Florida están aumentando rápidamente en número y se calcula que alcanzaron ya los 1,2 millones de residentes en el estado, cifra similar a la de la influyente comunidad cubana, históricamente inclinada hacia el Partido Republicano, mientras que los puertorriqueños han estado más alineados con los demócratas.

Una encuesta reciente de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y la Alianza Puertorriqueña de este estado, apuntaba a que el 57 % de los boricuas llegados desde 2012 se han inscrito como demócratas, el 12,1 % como republicanos y el 17,9 % como independientes.

Esa preferencia se vio también esta semana a través del apoyo del gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, a Nelson, un «amigo de Puerto Rico», y también al demócrata Andrew Gillum, candidato a la Gobernación de Florida, contra el republicano Ron DeSantis.

Para Evelyn Pérez-Verdia, consultora de la Alianza Puertorriqueña, se trata de un respaldo «fuertísimo», porque los republicanos esperaban que el gobernador no se fuera a involucrar en la campaña.

Scott, por su parte, ha recibido el respaldo de la representante de Puerto Rico ante el Congreso en Washington, Jenniffer González, y el presidente de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, Carlos Méndez.

Incluso el eterno debate de la isla de convertirse en el estado 51 del país también se ha colado en las contiendas en Florida.

Antes de anunciar su apoyo a los demócratas, Rosselló preguntó en su Twitter a Nelson, Gillium, Scott y DeSantis, si la apoyaban, al considerar que «el trato desigual de los ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico debe terminar».

En ese sentido, Trump se pronunció «absolutamente» en contra de la estadidad mientras estuviera en el Gobierno la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, quien lo ha criticado por la respuesta de su Administración tras María.

El gobernador Scott, uno de los primeros aliados de la campaña que llevó a la Presidencia a Trump, salió al paso de estas declaraciones al señalar su respaldo a la condición de estado para los puertorriqueños, porque «estaba claro que votaron a favor de la estadidad» en el plebiscito de 2017.

Scott y DeSantis, que en las primarias recibió el respaldo de Trump, también se distanciaron de la negativa de Trump de reconocer los 2.975 muertes en la isla y atribuirlas a cifras «infladas» por los demócratas.

En ese sentido, Pérez-Verdia dijo que a muchos puertorriqueños no se les borra la imagen de Trump arrojando rollos de papel toalla en la visita que hizo a la isla tras el paso del huracán María.

Los demócratas Nelson y Gillum, que favorecen la igualdad de condiciones con la isla, han hecho eco de esas quejas en sus campañas al lamentar que los puertorriqueños sean tratados como «ciudadanos de segunda clase».

EFE/ FR